Una megarretrospectiva con alrededor de 400 obras de Ramón Oviedo dará inicio a la agenda nacional de exposiciones y conferencias en celebración del centenario del nacimiento del maestro ilustre de la pintura dominicana; la cual incluye actividades en, al menos, otros diez museos y salas de arte de la capital y el interior del país.
“Oviedo, 100 años”, que será inaugurada el próximo siete de febrero a las 7:00 p. m., ocupará tres de los cuatro pisos del Museo de Arte Moderno (MAM) hasta este 10 de abril; con creaciones que abarcan todas las etapas pictóricas de Oviedo, de 1938 a 2014, en un periplo artístico de 76 años de murales, lienzos, dibujos y esculturas.
La gigantesca muestra será posible gracias al trabajo de la Fundación Ramón Oviedo y al apoyo del MAM, el Banco Popular Dominicano, el Ministerio de Cultura, la Dirección General de Museos, la Fundación Naar, Seguros Sura, la Dirección General de Aduanas, Otorrino Diagnóstico, Oliver, Galería Estévez, Art Space y Álvarez y Sánchez; así como de decenas de coleccionistas nacionales y extranjeros.
El pintor Omar Molina Oviedo, presidente de la Fundación Ramón Oviedo, informó que este mes serán inauguradas otras tres exposiciones en celebración del centenario del maestro: el 22, en el Centro Cultural Perelló, de Baní; y, en Santo Domingo, el 23, en el Centro Cultural de España; y, el 29, en el Museo Bellapart.
Añadió que pronto serán anunciadas las fechas de apertura de la muestra del legado artístico de Ramón Oviedo en el Palacio de Bellas Artes, en la capital; así como la que presentará la Dirección General de Aduanas, con obras de su colección, en la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA), en la segunda ciudad del país.
El más prolífico y laureado de los pintores criollos
La creación más antigua de “Oviedo, 100 años”, es un dibujo de Bilí, obrero de una fábrica dominicana de chocolate; y las más recientes, las pinturas de gran formato que el maestro elaboró para museos en su última etapa, hasta 2014, recién cumplidos los 90 años.
El más prolífico y laureado de los pintores criollos murió en 2015, a los 91 años, dejando tras de sí un legado artístico de alrededor de 15 mil obras, algunas de las cuales figuran en los más importantes museos e instituciones nacionales e internacionales.
Dentro de “Oviedo, 100 años”, ha sido preparada una sala con 23 autorretratos del artista, realizados en diferentes formatos y técnicas pictóricas. También podrá disfrutarse de varias esculturas, entre ellas la del mítico cantante argentino Carlos Gardel, de quien era un ferviente admirador.
Al invitar a todo el pueblo dominicano y al mundo a celebrar el centenario del nacimiento de Ramón Oviedo, el presidente de la Fundación que lleva su nombre refirió que este fue fotograbador, diseñador de vallas, dibujante publicitario y empleado del Instituto Cartográfico Dominicano, hasta que se dedicó completamente a su pasión: el arte.
“Esta exhibición retrospectiva representa un acontecimiento histórico irrepetible, por lo fecundo y dilatado de su ejercicio pictórico por etapas, por una iconografía que delata su preocupación por la estética y por lo magistral de cada una de sus creaciones”, agregó.
“Es la culminación”, añadió, “de un hombre luz, de pensamiento profundo y preocupaciones existenciales: cada obra es un sello de validación y dominio de la técnica; es poesía, grito, denuncia, cuestionamiento, historia, anécdota, danza, erotismo, jocosidad, mito y leyenda”.
Las miradas que miran a Oviedo
Por su extraordinaria impronta en el arte dominicano, latinoamericano y universal, Ramón Oviedo es uno de los pintores criollos más estudiados por la intelectualidad y la crítica especializada.
De él, dice el escritor Efraím Castillo: “Uno de los grandes momentos de la plástica latinoamericana aconteció con el arribo de Ramón Oviedo a la abstracción, tras más de 30 años de expresionismo figurativo. La trascendencia, entonces, se vehicula a través de la reconstrucción de Oviedo de los mundos rotos, de esos mundos que nuestro subcontinente salta día a día y el maestro transfigura en momentos para la historia.”
A su vez, el intelectual Arnulfo Soto sostiene: “Letanía, coro de gemidos y lamentos, friso de la verdad difícil, encendido color fuego, humilde, gris, sencillo y parco, negro mechón de pura línea, mancha profunda con todos los tonos concebidos: Así es la pintura de Oviedo. Tambor que ruge presagiando el derrumbe de los cielos, afinadas notas que anuncian el amor y la belleza, bronca presencia que señala el miedo, la desesperanza, la miseria humana: Así es la pintura de Oviedo. Violadora de todas las formas concebidas, amasijo informe de vísceras asomadas, profundo laberinto lindando la demencia, aguerrido dolor del pueblo, costumbre diaria de su gente: así es la pintura de Oviedo. Soterrado disturbio psicológico, penas y tribulaciones del alma, confuso laberinto en el más profundo rescoldo del espíritu: así es la pintura de Oviedo. Frugal manjar de triste color y línea, sol ardiente que calcina las entrañas, fecunda canción de afinado canto, resonancia en el tiempo infinito: así es la pintura de Oviedo”.
Y, en opinión de la crítica de arte Delia Blanco, “la capacidad de Oviedo de reconstruir el equilibrio en medio del desorden y del vértigo que hace su obra excepcional en el registro de la pintura dominicana del siglo veinte. Es una obra alegórica, intensamente musical, teatral y espectacular en el sentido etimológico de la palabra. Ver una tela de Oviedo es asistir a un drama donde las fuerzas del universo se enfrentan para mantener la vida cósmica”.