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Santo Domingo

Meditaciones del discurso

Manuel Hernández Villeta

Un gran pacto para impulsar el desarrollo nacional y salvaguardar nuestro territorio, es necesario. Lo difícil es que se pueda concertar  en medio de una campaña electoral que ya arranca, y donde  el enfrentamiento sin cuartel es la norma.

En medio de las contradicciones, todavía moderadas y hasta tímidas, es improbable que se implemente. A los tres grandes partidos,  faltando un año para las votaciones de las elecciones municipales, únicamente les interesa su crecimiento y conseguir la mayor cantidad de adherentes.

En el caso haitiano, debe haber concertación entre todos los sectores nacionales al momento de implementar acciones de control de este o del otro lado de la frontera. Nunca los dominicanos se deben involucrar en problemas internos de Haití, y mucho menos aupar o participar en una intervención militar.

Un punto importante del discurso  es el  referente a la reforma policial.  No puede haber cambios en el accionar   de la policía de un día para otro. No han fallado  los reglamentos ni los códigos internos, sino el desbordamiento de una uniformada que se olvidó que es un organismo civil armado de apoyo al sostenimiento del orden público y auxiliar de la justicia.,

La reforma policial  tendrá que ser a largo plazo, con el desplazamiento por antigüedad en el servicio, por baja natural o por expulsión de los viejos agentes, para colocar a los cadetes graduados, o a los conscriptos recién entrenados.

Pero no hay que esperar reforma integral para hacer validar en la policía el concepto de que el derecho a  la vida es innegociable y sacrosanto, que se tienen que respetar los derechos humanos de todos los ciudadanos y que la sanción y penalidad de los delincuentes es una atribución de la justicia, y no de los intercambios de disparos.

En cuanto a los salarios, el gobierno puede disponer aumentos de los empleados públicos, pero en lo que se refiere  a los del sector privado, tiene que llegar a consenso con los empresarios. Tradicionalmente los inversionistas son renuentes a mejorar  el salario de sus empleados.

Además, se tendría que tener la seguridad de que un aumento salarial no va a producir despidos masivos. Esa es la norma cuando hay reajustes colectivos de los sueldos. Además, se produce un proceso inflacionario indetenible y reajustes en los precios de todos los comestibles. Hoy, la subsistencia  diaria es insoportable, por el  alto costo de los alimentos básicos en la dieta de los dominicanos, y el pago de los servicios.

Al dominicano de a pie, que  es la mayoría de  votantes, le importa un bledo las grandes construcciones, y su norte es conseguir la comida del día. La balanza electoral se inclinará por las oscilaciones de los precios del pan con salchichón, y de la bandera culinaria, el arroz, la habichuela y la carne de pollo. ¡Ay!, se me acabó la tinta.

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