Humberto Almonte
Analista de cine
Uno de los puntos a resaltar en el crecimiento en cantidad y una cierta calidad en nuestra cinematografía es que nos permite hacer estos ejercicios a la altura de la primera mitad del año, pues ya tenemos incorporadas en nuestras memorias seis meses de imágenes dominicanas de tiempos recientes.
Esta selección, como siempre parcial, se compone de obras visionadas en estrenos comerciales, festivales como el de Cine Global de Santo Domingo o mostradas en actividades culturales, siendo asi los ejemplos que aparecen aquí, no son todos, solo una parte, pero si corresponden al reflejo de esos filmes en mi memoria emotiva y analítica.
Cuarencena
La película se dirige hacia intentar diseccionar la reacción de ese sector social respecto a las restricciones de la pandemia del coronavirus y su impacto en la psique y en las finanzas de estas complejas individualidades. Vistas las situaciones del toque de queda y el encierro, la ficción no está demasiado lejos de lo vivido en esa época no tan lejana, pues para agregar más contexto, fue rodada en las instalaciones de Pinewood en medio de la misma pandemia.
El realizador David Maler hace una apuesta estructural dividiendo la película en 5 partes, cada una con un tipo de vino y una variedad de platos, y en esas partes asistimos al progresivo desenmascaramiento de los personajes, hasta llegar a un final aparentemente feliz. Toda esta construcción dramática descansa sobre los cimientos de un humor negro, negrísimo diría yo, que es el hilo espiritual que alimenta esta obra.
Ramona
La realizadora Victoria Linares Villegas ha tomado de la mano a la actriz Camila Santana, a este grupo juvenil y a su equipo técnico, llevándolos desde las fuentes de la ficción hasta los realismos no mágicos ni maravillosos del documental, donde las verdades si son amargas aunque las cante Chavela Vargas, en este roadmovie emocional y social, cuyas figuras principales, esas niñas /jóvenes, nos mostrarán lo que muchos se niegan a ver y a oír.
En un riguroso ejercicio estético, Victoria se adentra en las profundidades de la cotidianidad de estas mujeres, moviéndose de la ficción al documental, del cine dentro del cine, en las fronteras de la deconstrucción dramática. No se deja ganar ni por la pornomiseria abyecta y mucho menos por los sermones lacrimógenos o telenoveleros, manteniendo un equilibrio discursivo muy consciente de la realidad en que se mueve.
Renacer
El descenso desde la inmovilidad de una cama y una silla de ruedas que se inició con el intento de atraco del que fue víctima este ciudadano, un recordatorio de la violencia cotidiana en nuestra sociedad, hasta ascender a los más altos peldaños del nado paralímpico del continente, no fue un trayecto lineal como nos muestra el documental en su acercamiento a los detalles del caso.
Al acometer los presupuestos estructurales de Renacer, el realizador Tito Rodríguez eligió el riesgoso estilo de la aproximación a las honduras psicológicas de una ´persona en proceso de reconstrucción, manteniéndose en esa vía de la que solo se sale en contadas ocasiones a lo largo del metraje. Rodríguez mantiene un cierto equilibrio, muy consciente de la emocionalidad de la historia que quiere contar.
Un Gavillero en la Sierra
El cortometraje se aproxima a la violencia mostrando la estratificación de esta, señalando sus capas, diseccionándola y poniéndola a la vista del espectador para ahondar en la compleja situación en donde se mueven sus personajes, en el marco de la intervención norteamericana en República Dominicana de 1916-1922, cuyas interioridades son el campo de batalla donde se desarrolla la acción, más allá de lo apreciado en el exterior, en la realidad visible.
El realizador y guionista Ricardo Ariel Toribio desarrolla una narración cuya atmósfera ominosa está cargada de detalles y de tonos documentales, sin apresuramientos rítmicos ni finales forzados, pues si bien el texto es un contínuo deslizamiento hacia la conclusión de la historia, lo previsible no tiene aquí lugar, todo lo contrario, la lógica estructural del final nos sorprende por la fortaleza de su verosimilitud.
Pies en la Arena
Pies en la Arena se desenvuelve alrededor de dos personajes, Toña (Judith Rodríguez) y Gregorio, interpretado por Eduardo Martínez Criado, quien también asume a Luis, esposo de Toña, y de una contextualización cultural que abarca a Puerto Rico, Cuba y República Dominicana en una epopeya teñida de la realidad de esos tres países, siendo este filme de Gustavo Ramos Perales una coproducción entre Puerto Rico y República Dominicana.
Estos son seres en reconstrucción, que buscan un nuevo comienzo y en ese transcurso, su cruce de caminos reúne a dos compañeros de viaje, supervivientes de unas sociedades que de una u otra manera se empeñan en trascender los obstáculos para ejercer su derecho de vivir felices, y en todo caso, de simplemente vivir.
Beba (Estados Unidos)
Sinopsis: ‘Beba’ es una historia poética, cruda y despiadada, en la que una joven neoyorquina de orígenes dominicanos parciales, nacida y criada en la ciudad de Nueva York, se enfrenta a un trauma histórico, social y generacional, con un valor inquebrantable.
Este documental dirigido por Rebeca Huntt, está inmerso en la autoreferencialidad más intensa. Huntt emprende un viaje hacia sí misma , a las realidades que la rodean y de esta travesía emerge una película caóticamente expresiva.
Es destacable la coherencia entre la factura técnica y el discurso de la realizadora, pues las imágenes y sonidos logran una perfecta simbiosis, un contrapunteo que potencia su impacto. La emocionalidad analítica de Beba la eleva y la coloca en un alto nivel de efectividad estética por su factura y honradez discursiva.
Por eso vengo al río
Este documental realizado por Fernando Blanco es un retrato de las terribles realidades de la guerra en clave familiar. La historia de Sintia, Bashir y Ghassan, es la de miles de familias separadas por la guerra.
Blanco mira el triángulo que va desde Siria al Líbano, hasta República Dominicana, y muestra las intimidades sentimentales de estos seres conectados por el afecto a pesar de las distancias y las circunstancias de un conflicto muy complejo, dada la cantidad de actores involucrados.
Sinopsis: «Verano del 1982: Sintia huye de la crisis económica de República Dominicana a Medio Oriente en busca de mejores oportunidades. Mientras trabaja, y a pesar de las barreras culturales y el idioma, conoce a Bashir, el amor de su vida; se casan y tienen un hijo, Ghassan. Envueltos en la terrible y sangrienta guerra civil de Siria, la familia logra sobrevivir, aunque pagando el alto precio de la separación. Tras más de 30 años, Sintia vuelve a República Dominicana, donde cada vez se le hace más difícil conseguir los papeles necesarios para que su esposo y su hijo se reúnan con ella. Hoy día, Sintia vive en República Dominicana, Bashir en Siria y Ghassan en Líbano, y dicen que no descansarán hasta que la familia vuelva a reunirse».