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Santo Domingo

Medidas, después diálogo

Carmen Imbert Brugal

El Cambio no ha sido dialógico, es imponente. Bien vendido el proceso, con sus amagues y repliegues, la percepción es de apertura, de oído puesto más que en el corazón del pueblo en la actitud de las redes.

El afán es constante para conservar la simpatía de las cloacas digitales. Para retribuir el favor las reacciones son monitoreadas con celo. Los rebuznos pueden alejar o acercar al colectivo propenso a repetir las alabanzas al gobierno y la distinción al gobernante.

El arrepentimiento activo es marca, tanto como los alardes éticos, el irritante adanismo que de ser propio del mandatario se extiende y arropa al funcionariado. El “nunca antes” está presente hasta en la inauguración de un pozo restaurado.

Todo comenzó con la imagen del señor presidente, captada en el pasillo de un avión. Maletica en mano, buscaba un asiento en espacio desconocido para un ciudadano a quien su condición económica siempre le ha permitido viajar en asiento de primera.

Antes de cumplir el primer mes del mandato 20-24, el jefe de gobierno inició una romería estratégica. Visitó a los presidentes de los partidos políticos con el propósito de aunar voluntades para enfrentar la urgencia sanitaria provocada por la pandemia. Los incrédulos murmuraban que también buscaba consenso para las designaciones en los órganos autónomos.

Después de aquel gesto de magnanimidad, otros pendientes ocuparon el lugar en la agenda presidencial.

Los apresamientos de exfuncionarios entretuvieron las gradas hasta que en el discurso del 27.02.2021, el presidente convocó “a todo el liderazgo político, social y empresarial para que unidos podamos cambiar a la República Dominicana. La primera reunión, solo con la asistencia de los representantes de los partidos aliados al PRM, pasó sin pena ni gloria.

Titubeos y negación en relación con el desborde migratorio y con la crisis en Haití, propiciaron la firma de un “Pacto de Nación por la crisis haitiana”-26.X.23, sin la presencia ni anuencia del PLD, FP, PRD.

Luego de aquella marcha a Friusa, el presidente anunció, el domingo 6 de abril: “15 medidas para hacer frente a la migración irregular de haitianos a territorio nacional”. Antes del diseño de las medidas no evaluó la posibilidad de consulta.

Es reincidente: presenta, defiende, indaga y generoso, transige. Solicita compresión y procura el diálogo, inexistente antes.

Para complacer peticiones mediáticas, necias algunas, decide convocar a los expresidentes, luego de la puesta en marcha de las “medidas”. En LA Semanal había manifestado “los retos sin precedentes para el país”, debido a la situación en Haití.

Con astucia de Chapulín Colorado, sin tener que leer a Gracián ni Azorín, sin hojear El Príncipe, él sabe cuándo ser vulpeja y cuando león. Después de críticas persistentes a los opositores valora un diálogo con sus predecesores. A cada uno lo suyo en las misivas, gesto que le servirá para reprobar desplantes. El espejismo dialógico seguirá redituando a favor del gobernante.

Fácil presentir qué ocurrirá el día pautado para la cita-14 de mayo-. Mientras llega, vale preguntar: ¿quién fungirá como árbitro, testigo? ¿Juez y parte será el convocante? Falta que hace Monseñor Núñez Collado

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