Humberto Almonte
Analista de Cine
Las interpretaciones y los malos entendidos pueden ser elementos útiles para la taquilla de una película, pues como refuerzo o apoyo de la estrategia mercadológica pueden alimentar ese monstruo llamado “boca a boca”. Este ha sido uno de los factores que han contribuido al éxito de Sonido de Libertad (Sound of Freedom), otro, aunque parezca paradójico, son las voces en contra teniendo en cuenta el dicho: “Que hablen mal de mí, pero que hablen”.
Mientras las conversaciones se han centrado en lo que se quiere decir y en las interpretaciones, no me pasa desapercibido que se le ha dedicado poco espacio a la estructura dramática o a los variados componentes técnicos que son esenciales para un análisis de una obra cinematográfica, por lo tanto, las aproximaciones han sido incompletas, sea de manera consciente o no, vaya uno a saber.
La película narra la historia de Tim Ballard, un ex Agente de Seguridad Nacional de Estados Unidos que dejó su trabajo para dedicar su vida, sumergiéndose en el submundo del tráfico de personas a lo largo de Latinoamérica, a intentar salvar las vidas de cientos de niños.
La dirección recae en Alejandro Monteverde quien también firma el guion junto a Rod Barr. El elenco está compuesto por Jim Caviezel, Mira Sorvino, Billy Camp, Eduardo Verástegui, Javier Godino, José Zúñiga, Kurt Fuller, Manny Pérez, Gerardo Taracena, Gustavo Sánchez Parra, Scott Haze, Gary Basaraba, Yessica Borroto, Kris Avedisian, Cristal Aparicio, Lucas David Ávila y Samuel Livingston.
Es de entenderse que cuando se apela a la lucha contra la pederastia y se le recubre con un manto religioso, afectivo o familiar, estamos tocando las fibras del inconscientes colectivo latentes en la colectividades humanas. Adentrarse en esos presupuestos discursivos nos obliga a un escrutinio minucioso de la estructura técnica y estética de Sonido de Libertad para deconstruirla y transmitir los resultados de esos análisis.
Mensaje, ideología y estructura técnica
La elección de una narrativa que privilegia “El viaje del héroe” en una epopeya que culmina con el triunfo de este héroe al rescatar de los niños cautivos evitando que lleguen a manos de los pedófilos, nos parece una estrategia que no es desacertada por parte del realizador Monteverde pues esta hoja de ruta le asegura que las audiencias transitarán por vías conocidas.
Sonido de Libertad se mueve entre el cine de aventuras y aquel de género drama, con el agente Tim Ballard (Jim Caviezel),convertido en un cruce entre el vengador de Charles Bronson e Indiana Jones, cuya misión no es vengarse, enfrentarse a los nazis o rescatar bienes arqueológicos, sino niños traficados.
Incurriendo en una dispersión dramática en desmedro de la atención del espectador, nos encontramos no con uno sino con una serie de villanos, y entre ellos sobresalen dos, Fuego (Manny Pérez) y el guerrillero El Alacrán (Gerardo Taracena), ambos presentados como epítome de la ferocidad y la maldad, aunque al final nos quedan a deber pues no nos transmiten esa maldad con la efectividad dramática necesaria.
Un mal general que padecen las interpretaciones en este filme proviene de una construcción de personajes unilaterales con pocos matices o densidad sicológica, con diálogos muy cercanos a slogans publicitarios: “Los hijos de Dios no están a la venta” o “Ese es el sonido de la libertad”, dichos por personajes buenos que son excesivamente buenos y otros, oh sorpresa, unos malos excesivamente malos.
A pesar de conseguir un ritmo adecuado donde la trama avanza sin ralentizarse, la película no logra conseguir una atmósfera por la cantidad de obviedades narrativas que ya hemos mencionado y otras tan claramente contraproducentes como la utilización de musicalizaciones premonitorias en múltiples escenas como anuncio de que algo iba a pasar, una técnica en desuso a estas alturas.
De buenas intenciones…
Las películas basadas o inspiradas en hechos reales necesitan , a riesgo de parecer obvio y redundante, estar asentadas en un discurso estético, en una construcción técnica que sirva de catalizador al tema y al mensaje que se desea comunicar para que una parte importante de los espectadores no sienta que se les está dando un sermón o les vendemos algún producto, así sea un discurso.
Sonido de Libertad (Sound of Freedom) de Alejandro Monteverde sobre el tema de los secuestros y la pedofilia, ha logrado impactar la taquilla alcanzando un gran éxito recaudatorio gracias a factores extra cinematográficos, quedando a deber en lo estético y en lo técnico, es decir, en lo estrictamente cinematográfico o lo que algunos entendemos como cine.