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Santo Domingo

Máscaras sociales modernas

Sergio Sarita Valdez

La cultura humana en el hemisferio occidental toma a la antigua Grecia como la cuna de su civilización, destacando a tres filósofos: Sócrates, Platón y Aristóteles .

En ese contexto, el teatro griego utilizaba máscaras para que un único actor pudiera representar distintos personajes, con expresiones que iban desde la tristeza hasta la alegría, pasando por la rabia, el horror, la venganza, el amor y el odio.

Estas representaciones teatrales reflejaron una realidad en la que los individuos debían mostrar actitudes simuladas para navegar por las complejidades de la vida cotidiana .

En la era moderna muchas personas educadas son entrenadas para mostrar emociones que no siempre se corresponden con sus verdaderos sentimientos. La radio, la televisión, el cine y, más recientemente, las redes sociales, se han convertido en escenarios donde la voz, la imagen y el vídeo son empleados para crear realidades virtuales. En esa perspectiva, a menudo resulta complicado discernir entre el mito y la realidad.

Recuerdo vívidamente un episodio de mi infancia, cuando veía a una de mis tías llorar al escuchar uno de los capítulos de una de las muchas novelas radiales que seguía.

Con la llegada de la televisión, la experiencia se replicó en la pantalla. En el cine, aunque con menor intensidad, sentí un efecto similar. Parece que la mente juvenil es más susceptible al contagio emocional .

La retórica magistral de los abogados en un tribunal puede ser tan convincente que no son pocos los que quedan hipnotizados por discursos cargados de lógica y técnica.

En el ámbito político, la línea entre fantasía y realidad puede volverse borrosa. Muchos gobernantes arman narrativas de paraísos extraordinarios, repletos de bondad, abundancia, felicidad y seguridad colectiva.

Durante la Era de Trujillo crecí en la falsa creencia de que todos los dominicanos éramos ricos. Solo después de la caída de la tiranía, escuché con asombro las palabras del profesor Juan Bosch , quien abordaba la pobreza del campesinado dominicano y hablaba de la necesidad de que cada hogar pudiera disfrutar de tres comidas calientes al día. También explicaba la Reforma Agraria, destinada a proporcionar a cada familia rural con tierras cultivables suficientes para vivir saludablemente.

Juan Bosch logró desenmascarar la idolatría en torno al tirano, revelando el verdadero rostro de un país empobrecido y oprimido, gobernado por un régimen despótico disfrazado de benevolencia bajo la consigna de: “Dios y Trujillo”.

Las máscaras no solo son visibles en épocas de carnaval; se utilizan con mayor frecuencia en las campañas electorales endémicas que ocurren en la República Dominicana.

No por coincidencia nuestros carnavales con diablos cojuelos transcurren en febrero para que esos demonios sean purgados durante la cuaresma, seguidos por el exorcismo de la Semana Santa.

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