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Más de un millón de personas, casi la mitad de la población de Gaza, hacinadas en Rafah

Ginebra (EFE). Casi la mitad de toda la población de la Franja de Gaza, estimada en 2,2 millones de personas, se encuentra en la pequeña área de Rafah, una punta en el extremo sur de este territorio donde las condiciones de hacinamiento son tales que constituyen la receta perfecta «para epidemias y un desastre de salud pública», dijo la ONU.

«Todos sabemos que el sistema sanitario está o ha estado colapsado. Esto se debe en parte a que los refugios hace tiempo que superaron su capacidad total, con gente haciendo cola durante horas sólo para llegar a un retrete… un solo retrete disponible para cientos de personas», explicó la coordinadora humanitaria de Naciones Unidas para los territorios palestinos, Lynn Hastings.

 

 

«Casi la mitad de la población de Gaza está ahora en Rafah, que es la pequeña parte de Gaza en la esquina sureste. De nuevo, esto está llevando a una crisis sanitaria, con solo una tercera parte de los hospitales funcionando parcialmente», agregó.

«Todos sabemos que el sistema sanitario está o ha estado colapsado. Esto se debe en parte a que los refugios hace tiempo que superaron su capacidad total, con gente haciendo cola durante horas sólo para llegar a un retrete… un solo retrete disponible para cientos de personas», explicó la coordinadora humanitaria de Naciones Unidas para los territorios palestinos, Lynn Hastings.

 

 

«Casi la mitad de la población de Gaza está ahora en Rafah, que es la pequeña parte de Gaza en la esquina sureste. De nuevo, esto está llevando a una crisis sanitaria, con solo una tercera parte de los hospitales funcionando parcialmente», agregó.

Precisó que se han registrado 360.000 casos de enfermedades infecciosas y niveles de hambre en aumento.

Durante la pausa de las hostilidades en la última semana de noviembre, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU pudo realizar una rápida evaluación que permite estimar que la mitad de personas en el norte de Gaza y un tercio en el sur sufren «graves niveles de hambre».

En cuanto al acceso a agua potable, en el norte del enclave -primer sector que Israel ordenó evacuar en las primeras semanas de la guerra, pero donde siguen viviendo más de 300.000 personas-, la gente recibe 1,8 litros de agua potable al día, frente a un estándar mínimo internacional de 15 litros.

«Eso incluye poder lavarse, es decir, saneamiento, higiene, pero también poder cocinar», señaló Hastings en declaraciones por vídeollamada desde Jerusalén Este.

Precisó que además del aumento de la entrada de ayuda humanitaria (principalmente harina, galletas energéticas y proteína enlatada), se necesita que también haya un acceso de alimentos con fines comerciales para que la población tenga acceso a verdura fresca y «evitar una crisis de malnutrición».

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