Luis Céspedes Peña
Días después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos, en el 2020, le comenté a mi cuñado, el también periodista Hipólito Vega, que lo peor que hicieron los demócratas fue despojar a Donald Trump de la victoria, que fue lo que causó los desórdenes en el Capitolio, de parte de grupos republicanos que protestaron por lo que ellos calificaron de fraude, porque si éste se postulaba de nuevo ganaría arrolladoramente los comicios, para entonces ser un gobernante por 12 años, en vez de ocho.
Hace más de un año escribimos que si el Partido Demócrata seguía cometiendo sus graves errores, continuando una campaña de descrédito en contra de Trump, con sometimientos judiciales, que no prosperaban, acusaciones de violador de mujeres, evasor de impuestos y, para no continuar citando otros hechos, se sumaron dos intentos de asesinatos, sería imposible derrotarlo debido a que ya era considerado como un perseguido político.
¡Y así lo consideró la mayoría de votantes, eligiéndolo de manera abrumadora! Así los demócratas sufrieron la peor derrota de todos los tiempos. Trump barrió con los votos electorales y también con los populares.
¡Esto es parte de la historia! Cuando el vencedor de las elecciones estadounidenses asuma la Presidencia, algunos de sus principales retos son negociar la guerra entre Rusia y Ucrania. También, la guerra entre Israel, Hamás y otros sectores en el Oriente Medio.
Trump debe entender que detrás del valiente Presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, está el Continente Europeo, al que no debe golpear para conservar sus vínculos estratégicos. Es casi seguro que el nuevo Presidente bloquee la entrada de Ucrania a la Organización del Atlántico Norte (OTAN), que es una de las exigencias de Vladimir Putin, el gobernante ruso, para terminar la guerra.
Putin ya quiere un término de ese conflicto, que él inició, y ésta es su oportunidad. Rusia quiere restablecer sus relaciones con Europa, que es su principal aliado comercial, especialmente con sus ventas de petróleo y gas.
La devolución de territorios, de parte de Ucrania y Rusia, ganados por ambos en el desarrollo de la guerra, será el tema más fuerte a tratar por Trump.
Hay que admitir que la mayoría de países de América Latina, está apoyando a Ucrania. Luego de las negociaciones, el Presidente de Estados Unidos debe permitirles a los ucranianos que ratifiquen a su Presidente o que ellos escojan en unas elecciones al gobernante que deseen.
Sabemos que las tensiones entre Estados Unidos e Irán van a seguir, debido a que Trump le mató en su propia región al general Qasem Soleimani, el jefe militar más popular iraní, luego de que éste amenazara con destruir, con misiles, parte de la principal potencia económica y militar del mundo.
Trump, que era el Presidente en ese entonces, tiene una teoría de ganar, primero, dialogando o accionando! Eso deben entenderlo bien sus adversarios.
Comercio
En materia de comercio, el Presidente electo debe retomar a la política de los republicanos de los años 80, con el gobernante Ronald Reagan, que creó la Alianza Estratégica para el Caribe, conocida como la Iniciativa Reagan, responsable del despegue económico de la zona, de la cual República Dominicana fue uno de los países más favorecidos, porque el proyecto permitió la abolición de la mayoría de impuestos para las exportaciones a la gran nación y la disminución para las importaciones estadounidenses.
Estados Unidos debe volver a fortalecer sus vínculos con América Latina. Si no lo hace, China, que “trabaja minando los suelos latinoamericanos”, en materia de inversiones, se apoderará de la totalidad de países en menos de 40 años.
A los latinoamericanos les gusta que los países poderosos hagan inversiones en sus territorios, no que les den dádivas. Por esa razón es que Taiwán sigue perdiendo territorios comerciales. Los gobiernos de Taiwán no invierten en otras naciones, sino que mantienen sus políticas de donaciones, a cambio de que se le compre sus productos. ¡Gravísimo error!
Trump debe iniciar un cambio de política con respecto a Venezuela, Cuba y Nicaragua. ¡Que haga historia y le levante el embargo a Cuba! Estados Unidos debe entender que ya Cuba no es una amenaza. Cuba tiene muchas ideas y muchos profesionales, pero también mucha miseria. ¡Ahí está solución de los cubanos!
Los cubanos lo que quieren es comidas, medicinas, viviendas, tecnologías y otros bienes. Así crecerá el turismo y el país cambiará. ¡Y que los cubanos decidan su propio destino! Estamos viviendo en un mundo donde se impone el comercio o el consumismo, no las ideas políticas. Trump manejó la economía de su país en sus cuatro años de gobierno y tuvo un manejo excelente durante la pandemia del COVID-19.
¿Ustedes creen que China, para poner un ejemplo, está trabajando para fortalecer el proletariado, que fue el que llevó al poder al Partido Comunista?
No. Está trabajando para fortalecer su sistema comercial haciendo inversiones en el mundo y así resolver los problemas económicos del país asiático. Es por esa razón que Estados Unidos debe dar un giro a su política, conquistando nuevos aliados, restableciendo nuevas relaciones con aquellos que erróneamente perdió y fortaleciendo a los que todavía siguen a su lado.
Si continúa la política de los demócratas, sólo pensando en los beneficios internos y no en los que sustentan ese poder desde fuera, otros gigantes de la economía se apoderarán del mundo.