Manuel Hernández Villeta
La Conferencia del Episcopado Dominicano presenta nuevas caras. La iglesia necesita entrar en los nuevos tiempos. No es que haya cambios en los dogmas de fe, pero si deben darse en las relaciones comunitarias, sociales y políticas.
Es una iglesia que tiene que comenzar a caminar por nuevas sendas. No ha podido arrancar luego del retiro del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. Ahora tiene oportunidad de entrar de lleno a este siglo 21.
Por delante la iglesia carga el reto de las venideras elecciones. La nueva directiva del Episcopado tendrá que lidiar con el venidero problema electoral. Cierto que la iglesia es apartidista y que oficialmente no toma bandos ni simpatías políticas, pero hay otra realidad oculta.
Las iglesias, y en este caso la católica, son los máximos conductores de masas que hay en el país. La casi totalidad de los líderes y miembros de los partidos políticos son creyentes, por lo que las sugerencias de los templos puede ser determinante.
Hay varios temas candentes en la vida dominicana, y con los cuales va a tener que lidiar la nueva cara del Episcopado: la migración masiva de indocumentados haitianos, el aborto, el alto costo de la vida y la inseguridad ciudadana.
Son aspectos de la vida diaria de los dominicanos donde la iglesia no podrá ser indiferente, y sus líderes tendrán que tomar bando, y establecer barreras de lucha.
En lo que se refiere a la migración de indocumentados haitianos, la iglesia ha sido blanda, y en ocasiones presentando doble cara. Hay posiciones divididas, existen obispos y curas que no quieren deportaciones, y otros claman que se impida la entrada de ilegales.
Pero en cuanto al aborto, la iglesia tiene una postura de defensa a la vida en cualquiera de sus instancias. Por ahora ha logrado doblar el brazo a la sociedad civil, las feministas y sectores del gobierno. No hay condiciones en la sociedad dominicana de hoy, para establecer una objetiva mesa de discusión sobre el aborto.
La nueva directiva de la Conferencia del Episcopado Dominicano, brazo ejecutor de la iglesia católica, acaba de tomar posesión, hay que darle tiempo de ver como reflexiona y establece una política de mayor compromiso con los sectores más necesitados del país.
Sin caer en campañas político-partidista, Es hora de que los curas se involucren en la lucha diaria por una mejor existencia para los dominicanos desposeídos. ¡Ay!, se me acabó la tinta.