Petra Saviñón
«Coge por la calle ahora», gritan preocupados los dos hombres a la mujer que acaba de caer en un hoyo invisible a causa del aguacero, en la acera en la avenida John F. Kennedy después de la Lope de Vega, en la capital, para más señas.
Bajo la lluvia incesante, tomar por en medio de la vía puede garantizar no caer en un orificio de las abundantes maltratadas acercas, esos espacios para el peatón, el pobre transeúnte.
Pero igual las rúas, o en dominicano las talvias o tarvias están llenas de vehículos que nadan, tal barcos y hay que evadirlo y lo mismo que en las aceras podría haber filtrantes sin tapas.
Más que penoso resulta que las calles pasen a ser lagos, no solo con los aguaceros fuertes de estos días, con un chin de lluvia.
Es una vergüenza el estado de las avenidas céntricas y claro, peor están las que llevan a barrios marginados.
Indignante que la gente deba caminar por en medio de la pista en un intento de preservar su vida ante la poca voluntad de las autoridades de resolver, de dar la cara a una situación que están obligadas a eliminar.
¿Cuántas situaciones faltan? ¿Cuántas tragedias para que algún día los que deben actuar asuman su responsabilidad?
La gente, que es dizque el centro de todas las políticas públicas, merece no un poco más de consideración, mucho más que la que recibe. Necesita toda la consideración, toda la atención de las autoridades, para eso les paga y a algunos con salarios autoasignados les va muy bien.
