El nuevo año inicia con una economía robusta en su crecimiento, pero con la fragilidad de un inquietante proceso inflacionario.
La población celebró las festividades navideñas motivada por la flexibilización de las medidas anti Covid-19, pero con el lastre del contagio masivo, combinado con la presencia hiperactiva de la influenza.
El delicado cuadro nos conduce a controles para detener los niveles de la pandemia que registra un preocupante 36 por ciento de positividad y a medidas restrictivas con un toque de suerte para que mejoren los elevados precios de las materias primas para afrontar el grave desafío de la inflación.
Siendo así, se precisará del mejor de los desempeños de las autoridades con medidas rápidas y efectivas en todos los flancos, pues la población y las pequeñas y medianas empresas no asimilan tardanza y muchos menos un golpe más.