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Las incógnitas de Homo habilis, a revisión 35 años después de su catalogación

Burgos.- Las incógnitas que aún rodean al Homo habilis, la primera especie homínida que habitó África hace 1,8 millones de años, son el foco de la investigación liderada por el paleoneurólogo del español Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) Emiliano Bruner, publicada en un volumen por el 50 aniversario de la revista Journal of Human Evolution.

En esta obra, el investigador propone una revisión histórica sobre paleoneurología y el cerebro de Homo habilis, junto con Amélie Beaudet de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).

A partir de una publicación de 1987 del paleoantropólogo Phillip Tobias, “padre del Homo habilis”, el artículo revisa los avances de la paleoantropología en las últimas tres décadas, tanto metodológica como conceptualmente.

El registro fósil de Homo habilis no se ha incrementado en este tiempo, y quedan muchas dudas sobre la validez de esta especie, así como sobre los orígenes de nuestro propio género, el género Homo.

Por un lado, muchos rasgos que tuvieron cierta importancia en paleoneurología, como el tamaño cerebral, la morfología de los lóbulos frontales o las asimetrías cerebrales, a pesar de ser todavía relevantes en neurobiología, no proporcionaron informaciones interesantes para interpretar la evolución cerebral de los homínidos.

Por otro lado, muchos de los rasgos de la anatomía interna del cráneo siguen siendo poco conocidos en nuestra propia especie, Homo sapiens, lo que limita las conclusiones que se pueden alcanzar dado el reducido registro paleoantropológico.

“Desde luego, lo que ha mejorado en estos treinta años ha sido la tecnología y los métodos de análisis anatómicos, sobre todo gracias a las herramientas computarizadas, así como las informaciones sobre las relaciones entre cráneo y cerebro, a nivel de crecimiento y desarrollo”, comenta Emiliano Bruner.

Un punto importante que hay que considerar es el aumento considerable del interés público y mediático en la ciencia en general y en la paleoantropología en particular.

“Pero este interés no es siempre positivo porque está contaminando la investigación con factores económicos y de mercado que pueden perjudicar la objetividad de la disciplina”, señala el paleoneurólogo del CENIEH.

En general, la paleoantropología es un campo basado en hipótesis que a menudo no se pueden confirmar, y trata sobre temas llamativos y cuestiones que no tienen un efecto directo en el bienestar común.

“Estas características hacen que la paleoantropología sea más sensible a la especulación y esté sometida a intereses tanto personales como institucionales que pueden mermar la reputación de este campo de estudio”, declara Emiliano Bruner. EFE

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