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Santo Domingo

Las ideas y la campaña

Manuel Hernández Villeta

Se impuso una tregua política muy tenue en las Navidades. No faltaron los insultos y los amagos de guerra sucia. Todo indica que esta campaña electoral va a ejecutarse en medio de situaciones tremendistas.

Es necesario que el liderazgo político nacional haga valer todo el peso de su autoridad, para que los ánimos no se desborden. Si los jefes de tendencias son irresponsables, los simples militantes se sumergirán en el desorden.

Los dominicanos reclaman un proceso electoral que se desarrolle en un ambiente democrático y de paz. En un torneo cívico no hay que tener en las manos la espada de la guerra. Las ideas hay que enfrentarlas con otras ideas.

Por desgracia, la experiencia reciente de la política dominicana es que la vocinglería, el atropello y el uso incontrolado de los recursos, puede más que la ecuanimidad y el respeto al derecho del otro.

Hoy más que nunca cada militante partidista debe poner en su agenda de trabajo, el exordio de Benito Juárez  de que el respeto al derecho ajeno, es la paz. Cuando se atropella a otro, es casi seguro que vendrá una respuesta airada.,

La Junta Central Electoral tiene sobre sus hombros la responsabilidad de dirigir el venidero proceso electoral. No puede permitir violaciones a los reglamentos electorales, no puede ser complaciente con los que violen normas de conducta, no puede tolerar la anarquía.

En las pasadas primarias de los partidos, la Junta no tuvo mano dura, no fijó reglas convincentes de juego, no llamó la atención a los irresponsables. Tiene tiempo, aunque corto, para ahora poner las cosas en orden. A mes y medio tendrá una prueba de cómo están sus músculos y su autoridad.

Las primarias de los partidos con miras a las elecciones municipales fueron en muchas ocasiones traumáticas. Se tiene que tomar en cuenta que la verdadera encuesta nacional, serán esas votaciones paras escoger a los alcaldes y los regidores.

El partido que gane más municipios, sin lugar a dudas dará un golpe efectivo con miras a las venideras elecciones presidenciales. De ahí que la tensión será alta, y se necesita un organismo que imponga los reglamentos, sin favores, sin miedo y sin miramientos.

Con tropezones y zancadillas, los dominicanos han evolucionado en la celebración de las elecciones. Ya pasó la época  en que los militares salían a las calles enarbolando un trapo rojo en la punta de los fusiles. Esto se decide con votos, y no con bayonetas. ¡ay!, se me acabó la tinta.

 

 

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