Bernardo Rodríguez Vidal
No existe, en ninguna parte del mundo, un país libre de eventos trágicos. El ser humano vive alterando el equilibrio de las cosas y la naturaleza actúa enmendando los daños. Los hechos trágicos en La Vega se remontan al pasado. Sin entrar en detalles sobre los pequeños sucesos del día a día. Y sin cuantificar los que en etapas específicas impactaron a los veganos.
Desde el origen mismo de la Concepción de La Vega, en su suelo ocurrieron acometimientos importantes que dejaron grandes incendios. (1500-1805). La historia registra el terremoto del 1562 que destruyó La Vega vieja, y la población fue trasladada a unas cuantas leguas, sitio donde hoy se encuentra esa ciudad. Esos hechos del pasado son alertas permanentes para regular lo que se decida construir en ese pueblo.
Ya en este tiempo, octubre del 2021, dos bomberos y un miembro de la Defensa Civil mueren en La Vega sofocando el incendio de la tienda Casa Mora al caerle encima el techo. Perdimos al voluntario de la Defensa Civil Juan María Concepción, y a los bomberos Jesús Farías y José Mojica. Los tres fallecieron tratando de aplacar el fuego que terminó con sus vidas. Triste tragedia para los organismos de emergencias y el pueblo de La Vega.
Iniciando el 2023 un edificio de cuatro niveles de la tienda Multimuebles se derrumba, muriendo en el colapso la joven Yasiris Joaquín de Jesús. Varias personas son rescatadas como es el caso de Jessica Bueno y otros trabajadores que se encuentran en estado de recuperación. Otro hecho lamentable para los veganos.
Las lecciones de esos eventos, incluyendo el terremoto del 2 de diciembre del 1562, es que nos están advirtiendo sobre la necesidad de prestar atención al cumplimiento de las reglamentaciones de seguridad. Reflexiono en que los propietarios de comercios están obligados a instalar los sistemas contra incendios en sus negocios. El seguimiento al cumplimiento es responsabilidad del ayuntamiento y el cuerpo bomberos de la localidad.
Los empresarios constructores de proyectos de viviendas y apartamentos, y los que remodelan edificios, tienen que disponer de los permisos y licencias del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA), del Ministerio de Medio Ambiente, el Ayuntamiento local y el Ministerio de Viviendas y Edificaciones. Entre esas autorizaciones que se otorgan debería estar la de la Oficina Nacional de Evaluación Sísmica y Vulnerabilidad de Infraestructura (ONESVIE) como plan preventivo.
Los organismos de emergencias llamados a responder en situaciones similares e iniciar de inmediato son los cuerpos de bomberos territorial; luego se suman defensa civil, policía nacional, 911, alcaldías, gobernaciones y entidades jerárquicas del Estado según el hecho. En esta ocasión se ofreció apoyo a las autoridades locales desde la presidencia, Comisión Nacional de Emergencias y el Centro de Operaciones de Emergencias.
Ante la recién experiencia trágica de La Vega y el papel que desempeñaron las organizaciones de socorro hay que reconocer su arrojo. Sin excepción, agradecerles a los miembros por la entrega y nivel de preparación. Las pérdidas de vidas entristecen y por ellos se extiende el apoyo y consuelo a las familias afectadas. La Presidencia de la República, encabezada por el ministro administrativo de la presidencia, José Ignacio Paliza, al igual que en otros momentos, estuvo presente apoyando el proceso y solidarizándose con las familias afectadas. Un buen ejemplo.
Debemos seguir invirtiendo en la preparación técnica del personal de la Defensa Civil. Reforzar las unidades con equipamientos para continuar respondiendo rápidamente y salvar vidas ante eventos parecidos que pudieran ocurrir. El actual gobierno está apoyando en esa dirección.
Una reverencia a las Unidades Caninas de Búsqueda, de Respuesta Inmediata (UNDRI), a la de Búsqueda y Rescate Urbano (USAR), y al Equipo Jurón, las cuales demostraron estar preparadas para ese tipo de emergencias.