Bruselas.- La Unión Europea (UE) espera con inquietud la llegada a Italia, uno de sus países fundadores, de un gobierno encabezado por la ultraderechista Giorgia Meloni que, según analistas consultados por Efe, puede generar cierta turbulencia entre Roma y Bruselas en materia migratoria, pero ven poco probable que las políticas exteriores, incluso hacia Rusia, cambien mucho.
Tirando de libro de estilo, la Comisión Europea se negó hoy a valorar el resultado salido de las urnas este domingo, en las que la coalición formada por Hermanos de Italia (FdI), Liga y Forza Italia (FI) ganó las elecciones con el 44,1 % de los votos, mientras que FdI de Meloni es el partido más votado con el 26,2 %, por lo que será la encargada de formar el Gobierno.
Bruselas espera una “cooperación constructiva con las nuevas autoridades italianas”, dijo el portavoz del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer, quien negó que los comicios se puedan leer como un “juicio” a las políticas europeas.
TANTAS LECTURAS COMO FAMILIAS POLÍTICAS EN LA EUROCÁMARA
Todos los ojos del Parlamento Europeo estaban puestos hoy en el papel que jugará el Partido Popular Europeo (PPE), que alberga en su seno a Forza Italia, en la previsible próxima coalición de gobierno con Hermanos de Italia y Liga.
“Confiamos en que Forza Italia guiará al próximo gobierno por un camino que sirva a los mejores intereses del pueblo italiano como parte de una Europa fuerte y estable”, tuiteó el PPE.
Dentro de las familias políticas europeas, Forza Italia -liderado por Silvio Berlusconi- está dentro del PPE; la Liga de Matteo Salvini está inscrita en el grupo ultraderechista Identidad y Democracia (ID) -donde está también el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen- y Hermanos de Italia está con los Conservadores y Reformistas (ECR), al que también pertenece el partido de extrema derecha español VOX.
Como tónica general, los partidos europeos a la izquierda de la futura coalición de gobierno italiana (socialdemócratas, liberales, verdes e izquierda) alertaron hoy sobre un futuro gobierno al que se refirieron como “una amenaza a la democracia”.
La líder del grupo de los Socialdemócratas (S&D), Iratxe García, afirmó que es “un día oscuro” para Italia y para Europa por el triunfo del “posfascismo” que representa Meloni “de la mano y en alianza con Forza Italia del PPE y la Liga de ID”.
“Si Meloni consigue gobernar es solo gracias a la alianza con la llamada derecha ‘moderada’. Berlusconi y el PPE son el trampolín para los extremos”, acusó el jefe de los liberales, Stéphane Séjourné.
Desde el grupo de la Izquierda, la líder Manon Aubry, lamentó que el “veneno reaccionario, xenófobo y autoritario crece en toda Europa”, mientras que desde los Verdes, Ska Keller advirtió de que un gobierno de extrema derecha es una “amenaza” para todos.
NI TRAGEDIA NI FATALIDAD
Pero los analistas del Real Instituto Elcano y del Centro para la Reforma Europea (CER) consultados por Efe matizaron la transcendencia que para la UE va a tener el cambio en Italia.
El triunfo de la líder de Hermanos de Italia se encuadra en la “oleada de auge” del apoyo a partidos de derecha radical nacionalista, constata el experto del Elcano Ignacio Molina, para quien “no necesariamente los países europeos están condenados a que el lado conservador del espectro político se radicalice tanto”, como en Italia o recientemente en Suecia.
En el caso de Meloni no cree Molina que vaya a tener una enorme transcendencia para la UE directamente, ya que ella misma lleva los cinco últimos años suavizando sus posturas y es atlantista, frente a Salvini o Berlusconi que “juguetean” con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Tampoco espera disonancias el experto del CER Luigi Scazzieri porque, aunque “admiran a Putin”, “el coste de vetar las sanciones sería enorme en términos de credibilidad, tanto con los socios europeos como con Estados Unidos”. Otra cosa, añadió, es que puedan ser “escépticos respecto a imponer nuevas medidas”.
Ahora bien, indirectamente sí que estima Molina que el cambio en Italia va a afectar a la UE, ya que no tiene duda de que el nuevo gobierno “va a poner palos” a la integración y en algunos temas, como el estado de Derecho y cuestiones migratorias, puede unirse a países como Polonia y Hungría.
Y avanza que el encaje de Meloni en la UE dependerá de la evolución económica y migratoria y de cómo Bruselas gestione eventuales crisis en esos terrenos, ya que el euro y las políticas migratorias son los “dos grandes temas” que “más han decantado en los últimos años ese voto de protesta hacia la derecha identitaria y el euroescepticismo”.
En cualquier caso, Molina ve el triunfo electoral de Meloni menos disruptivo de lo que hace seis años fueron para la UE y el mundo los éxitos del Brexit y Donald Trump en las urnas del Reino Unido y de Estados Unidos, respectivamente. Entre otras cosas porque no tiene el poder para “cambiar las reglas de juego” y por la fragilidad de la figura del primer ministro italiano, como demuestra que en las dos últimas décadas la media de permanencia haya sido de menos de dos años.
“Creo que el Gobierno puede ser más moderado ante Europa de lo que mucha gente cree”, añadió, por su parte, Scazzieri, quien aduce como razón principal que Italia está económicamente “débil” y “no puede permitirse esta confrontación”. EFE