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Santo Domingo

La UCNE cumple 46 años de fundada:

Narciso Acevedo

San Francisco de Macorís. – La Universidad Católica Nordestana (UCNE), cumple este jueves 14 de marzo, 46 años de fundada y su ideólogo y forjador, licenciado Abraham Abukarma Cabrera, detalló la manera en que nació la institución docente y sus primeros pasos.

Con el cobro de 50 pesos por semestre para todas sus carreras, un cuerpo profesoral y administrativo, sin remuneración económica y 20 mil pesos, obtenido en calidad de préstamo en un banco comercial, inició sus labores la Universidad Nordestana (UNNE), hace 46 años, en San Francisco de Macorís y más tarde pasaría a Católica.

Sin un local definido para sus oficinas y aulas, la Universidad Nordestana (hoy católica), inició sus primeros pasos con el anuncio de su creación el 14 de marzo de 1978.

Más adelante el 14 de julio de ese mismo año, mediante decreto No. 3487 del poder ejecutivo, se otorgó a la universidad la autorización para expedir títulos académicos con los mismos alcances, fuerza y validez que tienen los expedidos por las instituciones oficiales de igual categoría y el 24 de septiembre, inició las labores docentes.

Mediante decreto No. 87, emitido por el Obispado de la Diócesis de San Francisco de Macorís, bajo la dirección de Monseñor Jesús María de Jesús Moya, se erige como Universidad Católica Nordestana (UCNE).

Su ideólogo y fundador, licenciado Abraham Abukarma Cabrera, recordó que previamente a anunciar la creación de una universidad en San Francisco de Macorís, estuvo durante más de un año compartiendo la idea, convocando a reuniones, visitando pueblos, empresarios y establecimientos, para hacer ese proyecto una realidad, aunque la idea tuvo poca acogida por parte del sector empresarial.

Junto al ingeniero José Ramón Monte Suazo, estuvo recorriendo pueblos como Castillo, Villa Riva, Cotui, Nagua, Samaná, entre otras, promoviendo la idea.

Sin embargo, hubo poco respaldo económico para cristalizar ese sueño, que ha marcado un nuevo rumbo en San Francisco de Macorís, la región y el país y ha tenido una extraordinaria incidencia en el desarrollo cultural, económico y científico.

“El 14 de marzo de 1978, convoqué a una reunión, en los salones del ayuntamiento y pude reunir entre 20 y 22 personas, a las cuales le había avanzado mi idea y de ahí salieron los primeros funcionarios”, detalló el licenciado Abukarma Cabrera.

En ese encuentro, como ideólogo, pronunció el discurso central y anunció la creación de la Universidad Nordestana, realizando los nombramientos, siendo el primero en ser designado el escrito y premio nacional de literatura Manuel Mora Serrano, como Rector y quien posteriormente se dirigió a los presentes.

Escogió además al ingeniero José Ramón Monte Suazo, como vicerrector académico; al doctor Ezequiel González Cornelio, como decano de la facultad de ciencias jurídicas; a Cayo Claudio Espinal Martínez, como decano de humanidades; al ingeniero Nelson Martínez, decano de ingeniería y al licenciado Zenón Collado, en la facultad de economía

También al doctor Rafael Ortega, decano de medicina; al doctor Luis Elías Esmurdoc Rodríguez, decano de la facultad de ciencias agropecuarias; al padre Juan Julián Diaz, tesorero; licenciado Héctor Frías, en contabilidad y a su hermano Luis Abukarma, como secretario general.

Cada decano tenía que trabajar en la elaboración de los pénsums y contactar los profesores que iban a impartir docencia en el primer semestre, con excepción de medicina, que abrió en el octavo semestre, pues la idea era traer estudiantes extranjeros que- pagaran una suma considerable en dólares para poder subvencionar a los estudiantes criollos.

“No teníamos ni idea, en qué lugar iba funcionar la universidad, no teníamos un lugar específico y comenzamos a pensar en la ubicación de lugares, entre otras tareas inherentes a la operación de un centro de educación superior”, significó.

Abukarma Cabrera, narró que posteriormente hablaron con Fulvio Andrés Lora Pérez, que en ese entonces era síndico municipal, planteándole la necesidad de un local y sugiriéndole el lugar donde funcionó el palacio de justicia y que se encontraba cerrado desde hacía tiempo, en la calle Restauración frente al parque Juan Pablo Duarte, con la finalidad de que se le  permitiera por lo menos, empezar ahí y él valientemente “nos cedió el local, asumiendo las responsabilidades al tratarse de un espacio del Estado”.

El local se encontraba en completa ruina, abandonado y comenzamos su rehabilitación y limpieza, encontrando en el lugar algunas osamentas humanas.

Explicó que posteriormente el doctor Manuel Mora Serrano, renunció como Rector y entonces nombró al ingeniero José Ramón Monte Suazo y él, como no tenía ningunas funciones, sus compañeros lo designaron como vicerrector académico.

“Había que disponer de recursos económicos y la idea era solicitar un préstamo de 20 mil pesos para la pintura interior y exterior del local, compra de butacas, pizarras, mobiliarios de oficina, entre otros y acudí al banco gestionando el préstamo, pero me lo negaron “, detalló.

Añadió que luego acudió al banco el ingeniero Monte Suazo, solicitando el préstamo, pero tampoco lo aprobaron, porque era extranjero, español y le requerían una serie de documentaciones.

La salvación fue encontrada en el comerciante Juan Guzmán, que era presidente del establecimiento Suplidora Dominicana y Jesús Sobrino, que era gerente de Helados El Polo, a quienes le otorgaron el préstamo y con esos 20 mil pesos y se adquirieron todo lo que hacía falta “y así empezamos a funcionar”.

Con una matricula de 195, una matricula récord en la República Dominicana, la docencia comenzó el 24 de septiembre de 1978.

Se inscribieron en todas las carreras que ofertaba, pero la de mayor alcance fue el secretariado ejecutivo a nivel universitario, que en ese tiempo estaba escasa.

Los estudiantes dominicanos para todas las carreras pagaban 50 pesos por semestre y a los extranjeros se le asignó el monto de 2 mil dólares.

Eran captado por un extranjero de nombre Raichaz Abbul Azis, el cual tenía relaciones internacionales en casi todas las universidades y se encargó de constatar a estudiantes para traerlo a la universidad.

La llegada de estudiantes de distintas nacionalidades, dinamizó la economía de San Francisco de Macorís, con la apertura de establecimientos de expendio de alimentos, lugares de diversión, las pensiones, alquileres, entre otros.

El personal docente y administrativo laboró durante el inicio de las labores sin recibir un centavo. Pero luego que se inició el cobro, el personal administrativo fue el primero que recibió remuneración y luego los profesores.

“Yo la he llamado la universidad del amor, porque creo que el mundo no hay tantos profesores dispuestos a impartir docencia gratuitamente hasta que empezara a fluir recurso y poder pagarle, previo pago de las deudas que ya teníamos pendientes con los bancos”, dijo el licenciado Abraham Abukarma Cabrera.

Empezaron a alquilar locales y les cedieron locales de colegios y escuelas públicas.

Y así comenzó la universidad, que hoy en día muestra un crecimiento sostenible, con un campus extraordinario, dotado de una serie de edificaciones, entre ellas las oficinas administrativas, biblioteca, edificios de aulas, polideportivo, parroquia, edificio de la facultad de medicina, auditorio con sus salas de videoconferencia, polivalente y del teatro regional del nordeste, entre otros.

Con una oferta curricular amplia, de las aulas de la institución ha egresado un total de 21, 522 profesionales, con una excelente preparación académica, que han demostrado en las distintas áreas que se han formado.

Sus profesionales hoy en día son propietarios de establecimientos de salud, de prestigiosos estudios de abogados, jueces, fiscales, importantes empresas comerciales, entre otros.

Todo en definitiva ha dinamizado la economía en esta ciudad, la región y el país, sin obviar los esfuerzos de las autoridades universitarias de trabajar cada día por la excelencia académica y la profundización de las investigaciones científicas.

El ideólogo y forjador de la Universidad Católica Nordestana (UCNE), galardonado por la institución con un doctorado honoris causa, mención humanidades y como maestro ad vitam, encomió la labor que desarrollan el gran canciller y obispo de la diócesis, Monseñor Ramón Alfredo de la Cruz Baldera; Su rector, el reverendo padre, doctor Isaac García de la Cruz y demás funcionarios que han impregnado, quienes tienen una visión muy poderosa de lo que es el futuro de lo que es la universidad.

Valoró el crecimiento sostenido que en el aspecto docente y administrativo ha tenido la universidad que hace 46 años fundó.

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