24.1 C
Santo Domingo

La poética minimalista de Utama 

Humberto Almonte

Analista de cine

En las pantallas actuales, los maximalismos y las altas velocidades narrativas reinan con una potencia avasalladora arrasando con todo a su paso y arrinconando a todo producto fílmico que posea algún grado de intimismo o de contención expresiva. Por lo que la subrepticia irrupción de fenómenos como la película boliviana Utama, presentada en el Festival de Cine Global de Santo Domingo, que hacen del minimalismo poético su bandera, se convierten en el necesario revulsivo para recordarnos la existencia de otros cines, alejados del mainstream vacío y a la vez bulloso. 

Los más de cien años de cine han visto al continente americano crecer y dar al público local e internacional las expresiones de su cotidianidad social, y sin embargo, los universos de los pueblos originarios como el de los quechuas de esta película, sufren de una producción cinematográfica raquítica. Y quienes no lo crean, que se sumerjan en nuestras filmografías nacionales y se darán cuenta de lo poco que hay allí de este tema. 

La historia nos cuenta que en el altiplano boliviano una pareja de ancianos quechuas lleva años viviendo la misma vida cotidiana. Durante una sequía inusualmente larga, Virginio y su esposa Sisa se enfrentan a un dilema: resistir o ser derrotados por el entorno y el propio tiempo.

La dirección y el guion recaen en Alejandro Loayza Grisi, la música es de Cergio Prudencio, el sonido de Federico Moreira y Alejandro Grillo y la fotografía de Bárbara Álvarez. El elenco lo componen José Calcina, Luisa Quispe, Santos Choque, entre otros, y su duración es de 87 minutos. 

La mirada de Alejandro Loayza recorre los polvorientos paisajes y las interioridades existenciales de unos seres situados en las periferias de las sociedades actuales y de cuyas cosmogonías ignoramos casi todo. Esta sería una forma elegante de decir que no sabemos casi nada o no queremos acercarnos a las visiones de sus mundos. El bien estructurado discurso narrativo se asienta sobre los sonidos y las imágenes de una belleza cargada de sentido, de conexión con esos habitantes ancestrales del continente. 

Cóndores, sequías, muertes y amores

El realizador sitúa a sus personajes en una lucha constante contra los elementos naturales, pero a su vez esta es una lucha contra ellos mismos y su relación conflictiva con la familia. Aun así, y a pesar de la silenciosa terquedad de Virginio (José Calcina), los espectadores sentimos el afecto del viejo pastor por su pareja Sisa (Luisa Quispe), su nieto Clever (Santos Choque) y por su hijo, de quien lo separan las distancias y las formas de pensar. 

La delicada precisión de los personajes tiene como pared de fondo los silencios, la gestualidad y el entendimiento desde el minimalismo sentimental con que el realizador los coloca en la historia. Pocas veces podemos observar decir más con tal economía expresiva si no es con el uso de una exquisitez virtuosa del lenguaje cinematográfico para acercarse a unas esencias ancestrales.  

El ritmo moroso de su narrativa se toma su tiempo para traer de vuelta los conflictos familiares entre Virginio y el padre de su nieto Clever, un síntoma de las diferencias en las visiones personales, culturales que salpican cada imagen y cada diálogo del filme. El maridaje entre el manejo directoral, el guion y el montaje de Fernando Epstein, logra acertar con su propuesta rítmica que entronca con el intimismo de los personajes. 

La fortaleza de la arquitectura interpretativa de los personajes de Virginio y Sisa más la impresionante química actoral, sustentan el discurso estético, otorgándole a la película una verosimilitud sin la cual los otros elementos técnicos ni esos mismos planteamientos discursivos, tendrían la misma credibilidad y efectividad narrativa. 

Los tratamientos del sonido, la música y la fotografía de Utama son actores de primer orden en el conjunto estético y en la atmósfera que posee esta obra. Bárbara Álvarez dota a las imágenes de una corporeidad y un alto relieve que sorprende por decantarse hacia una austeridad hermosa sin caer en el preciosismo estéril. El delicado equilibrio que logran Federico Moreira y Alejandro Grillo con los sonidos, y Cergio Prudencio con la música, con esos sonidos y esas melodías, cuya presencia se asoma y se mimetiza con los demás elementos para susurrarnos las interioridades sicológicas de humanos, paisajes y animales. 

Humanidad vs naturaleza

En las eternas contiendas de los seres humanos con la naturaleza, esta funciona como un elemento catártico que precipita acontecimientos, y en esta película ese elemento natural es la sequía, cuya acción empuja a Virginio y a Sisa a tomar decisiones complejas, una línea dramática a la que se ha adherido el realizador Loayza con resultados muy satisfactorios.  

Utama de Alejandro Loayza es un filme boliviano en el que dos ancianos quechuas, Virginio y Sisa, se enfrentan a una dura sequía y a otras cuestiones vitales que comprometen la permanencia en el lugar de sus raíces ancestrales en una alusión a las consecuencias del cambio climático pero desde la perspectiva de los ciudadanos de las periferias.  El director ha creado un universo estético cuya atmósfera, a la vez hermosa, dura y sutil, sorprende por la enorme potencia expresiva y la capacidad de transmitir su sensible emocionalidad. 

- Advertisement -spot_img

Más artículos como este