24.5 C
Santo Domingo

La personalidad del dominicano, proyectada en sus ritmos musicales

Venecia Jaoquín

República Dominicana, con espléndida naturaleza, sol radiante, clima tropical, mares y ríos de aguas frescas, árboles frutales, cantar de aves y animales, gente activa por doquier, es un paraíso tropical.  Este panorama influye en las actitudes y acciones de la población, en la formación de su esencia, de su personalidad. No importa la posición económica, que sea rico o pobre, el dominicano es, básicamente, alegre, optimista, sencillo, bondadoso, laborioso, solidario, ¡muy extrovertido!; pocos, por diversos motivos, lucen diferentes.

El merengue típico, libera el YO interior; se baila como te plazca, siguiendo el ritmo, moviendo pies, manos, cadera, todo el cuerpo

Además de la espléndida naturaleza del país, donde, prácticamente, es verano todo el año, son muchos los factores que influyen en este temperamento abierto y cálido de la mayoría de la población; dentro de ellos, sus orígenes, historia, luchas, la mezcla de diferentes razas y culturas, los mecanismos utilizados para sobrevivir, labrando la tierra, sembrando árboles, criando aves y animales, desarrollando técnicas para el desarrollo económico, social, cultural ¡ser emprendedor!

¡¡Amo mi país y sus gentes, con esa personalidad tan libre y solidaria !! que se observa en su diario vivir y se proyecta en sus ritmos musicales: el merengue, la bachata, la salsa. Ellos son como un pellizco al alma, un despertar emociones dormidas; proyectan el espíritu dinámico, solidario y alegre del dominicano; son como buscar la flor en medio del fango; la sonrisa en la tristeza; el pan, en medio de la precariedad; la paz, en medio de la tormenta. Estos bailes típicos son formas de decir “no te rindas”; la vida, con sus luces y sombras, es bella, disfrútala.

El merengue típico, libera el YO interior; se baila como te plazca, siguiendo el ritmo, moviendo pies, manos, cadera, todo el cuerpo, de manera exótica. Lo gozan niños, jóvenes, adultos; el más tradicional es el Perico Ripiao, con su famosa güira, tambora, acordeón.

La salsa, mezcla de ritmos latinos, caribeño, africano, produce sensación de bienestar, tranquilidad; los movimientos de hombros y caderas ayudan a liberar tensiones.

La bachata, nacida de la fusión del ritmo del bolero con otros afroantillanos, es sensual; los pasos hablan, y al igual que el merengue, despliega la innata coquetería del bailador, ¡me encanta! Si en mi juventud era coqueta bailando merengue, hubiera sido insoportable, bailando bachata.

Los medios de comunicación deberían promover más estos ritmos musicales que proyectan la esencia de la población; que hacen olvidar problemas, recuerdan que la vida es una y debe disfrutarse en libertad, dando amor, alegría, compartiendo con los demás. Cada día entiendo más y aplaudo, los motivos por los cuales mi padre solía llevar un” Perico Ripiao” a tocar en medio de   la finca, mientras hacían un gran corte de plátano; el entusiasmo y eficiencia de los trabajadores era impresionante, más aún cuando le llegaba el olor del sancocho que en el mismo escenario, mi madre les preparaba.

Indiscutiblemente, el merengue, la bachata y la salsa, proyectan el espíritu alegre y optimista del dominicano, quien aun en medio de desastres, miseria y dolor, sabe buscar fuerza para su recuperación.

- Advertisement -spot_img

Más artículos como este