Margarita Cedeño
En el informe especial sobre la situación de la macroeconomía con una perspectiva de género, publicado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, hay datos que siguen siendo graves preocupaciones, pero hay uno en particular que es muy alentador. Desde hace años sabemos que las mujeres constituyen la mayoría de los estudiantes en las universidades. En el mundo, 6 de cada 10 títulos universitarios son obtenidos por mujeres. En República Dominicana, las mujeres dominan el 65% de las matrículas universitarias.
Ahora bien, el dato alentador que trae el informe especial del Ministerio de Economía es que el 34.3% de las mujeres que participan del mercado laboral han obtenido un grado universitario, frente a un 15.9% de hombres. Por un lado, es una muestra de que las mujeres están esforzándose para obtener un título universitario con el firme propósito de participar activamente del mercado laboral y que, poco a poco, está funcionando.
Pero, además, esto podría sugerir que el mercado laboral se está preparando para un salto cualitativo dentro de unos años, en cuanto a inclusión de género, porque las mujeres están más y mejor preparadas para convertirse en directivas en las áreas que más incidencia tendrán en el futuro cercano.
Ya lo han dicho los expertos más destacados en el más reciente Foro Económico Mundial de Davos: los empleos sociales reactivarán el motor de la movilidad social en todas las economías, impulsando el crecimiento económico. Esto quiere decir que los empleos alrededor de la educación, la asistencia sanitaria y los cuidados serán el fundamento de una sociedad más humana y con menor desigualdad social.
La mujer dominicana está preparada para aprovechar esa gran revolución. De acuerdo con el informe especial del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo, el 71.2% de los puestos de trabajo en el sector educación están ocupados por mujeres, al igual que el 75% de los puestos en salud y asistencia social.
Estos datos fortalecen el argumento de que el empoderamiento de la mujer impulsa el progreso de las sociedades. En un mundo que requerirá millones y millones de puestos de trabajo para la atención social y la economía de cuidados, una estrategia clave es la continua formación de las mujeres para liderar esta revolución en ciernes, que estén en las mejores condiciones de formación gerencial y de liderazgo para que se pueda cerrar la brecha de género.
Los líderes de todo el mundo enfrentan el reto de crear políticas públicas que a la misma vez reaviven la economía y generen inclusión social. No será posible sin la inversión adecuada en las instituciones que garantizan los servicios sociales y, por ende, en las mujeres, que tienen las capacidades necesarias para gerenciar esta transición. El mundo postpandemia debe ser más humano e incluyente para ser mejor; empleos sociales son parte de ese mundo mejor y la mujer es un pilar de primer orden.