Alicia García de Francisco
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Venecia.- En 1966, cuando estaba en lo más alto de su carrera, Kim Novak se fue de Hollywood y se instaló en un rancho en Oregón. A día de hoy sigue viviendo feliz allí y a sus 92 años hace pesas cada día porque nunca se rinde, como muestra un documental presentado en Venecia.
La actriz, conocida por películas como ‘Vertigo’ (1955), “Picnic” (1955) o ‘Moll Flanders’ (1965), no es muy dada a dar entrevistas ni a hablar de su vida pero aceptó la propuesta del director suizo Alexandre O. Philippe para participar en el documental ‘Kim Novak’s Vertigo’, que se proyecta fuera de competición en la Mostra.
Un documental que cuenta con el testimonio de la actriz en una larga entrevista grabada en agosto del pasado año -que se mezcla con imágenes de archivo y de sus películas- y que comienza con la reproducción de una nota de voz que Novak le envió al director hablando de sus problemas de salud y sobre cuánto tiempo le queda.
Nada que ver con lo que se ve después, una mujer mayor obviamente, pero llena de energía y con una excelente memoria, que habla de su infancia, de sus padres y de Hollywood, pero apenas de Alfred Hitchcook, el director que la convirtió en un icono del cine con ‘Vertigo’.
Una película que planea sobre todo el documental, con una escena destacada en la que la actriz abre una caja que lleva sesenta años sin ver -encontrada por el director entre el ingente material que la actriz acumula y que le dejó revisar-.
En el interior, el traje gris de dos piezas que lució en ‘Vertigo’ que a ella entonces no le gustaba porque era “muy rígido”. “Siempre me sentía como si llevara una camisa de fuerza. Y no me gustaba cómo me quedaba”.
Pero la actriz se emociona y hasta lo huele para comprobar si sigue oliendo a ella.
Sobre sus padres, asegura que a su padre no le gustaba su éxito mientras que su madre la apoyó siempre e incluso le impulsó a seguir sus sueños.
“No tenía ni idea de la influencia que mi madre ejercía sobre mí para que hiciera lo que ella quería que hiciera (…). Probablemente quería que hiciera todo lo que ella hubiera deseado hacer”, afirma la actriz.
Su gloriosa época en Hollywood la recuerda con dolor. El director de Columbia, Harry Cohn, le hizo cambiarse su nombre original -Marilyn Pauline Novak – por el de Kim y la llamó “gorda polaca”.
Y aunque no da una razón concreta para su repentino abandono de Hollywood, a lo que cuenta en el documental se añade lo que hoy dijo en una rueda de prensa su representante, Sue Cameron.
“Kim cree en las señales y en 1965 hubo un terrible incendio en Los Ángeles, se quemó su casa y lo vio como una señal”. Unos meses después se instaló en Oregón con sus perros y sus caballos, donde sigue a día de hoy y es donde prefiere estar.
Pero no para, pese a su edad, cada día hace pesas y recorre el rancho, que es enorme. “No se rinde, esta determinada a no dejarse llevar por la edad”, agregó Cameron, que precisó que hicieron el documental sin el apoyo de plataformas para no sentirse condicionadas por ellas.
Un documental que no desvela mucho sobre Novak pero que es un retrato muy humano de una estrella inusual.
“Estoy más interesado en misterios que en proporcionar respuestas y cuando haces un filme sobre alguien como Kim Novak busco que el espectadores entre en la película con el misterio de su figura y espero que al salir, aunque haya descubierto muchas cosas sobre todo emocionales, también haya profundizado en los misterios”, explicó.
Un filme que se estrena en Venecia por la presión de Cameron. “Ha estado tan escondida estos últimos años que yo quería darle una última oportunidad de brillar, pero no fue fácil” convencerla, reconoció.
Al final lo hizo, y además hoy se le entregó un León de Oro de honor por su carrera. EFE