Martín Polanco
En la economía dominicana, las empresas de inversión extranjera tienen un puesto bien ganado y desempeñan un papel fundamental que genera un impacto profundo en el desarrollo y crecimiento del país.
Con sus valiosas inversiones, estas empresas no solo contribuyen al dinamismo económico, sino que también tejen una red de empleo, divisas y recaudación de impuestos que fortalece las raíces de la nación.
Los datos contenidos en la “Guía de Inversión” publicada por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (Procompetencia) en septiembre de 2022 resaltan la importancia y fortaleza de los inversionistas extranjeros.
Sus empresas, ya sea de manera directa o indirecta, representaron aproximadamente el 37 % de todos los ingresos fiscales del país. Asimismo, su influencia se extiende al ámbito de las exportaciones nacionales, contribuyendo alrededor del 71 % de estas, y al sector de la seguridad social del ámbito privado con un impactante 22.5 %. El Banco Central de República Dominicana (BCRD) reportó que el pasado año 2022, los flujos de inversión extranjera directa ascendieron a la imponente cifra de US$4,010.4 millones.
Son números que además de evidenciar la confianza y el interés que las empresas extranjeras tienen en República Dominicana, las coloca entre las principales fuentes de captación de divisas, consolidándose como un pilar esencial de la economía nacional.
Un aporte que habla
Concretamente, las empresas de inversión extranjera están situadas entre las cuatro áreas de captación de divisas más importantes del país.
La Ley 16-95 sobre Inversión Extranjera, promulgada el 20 de noviembre de 1995, se erige como una luz de conducción hacia el desarrollo. Esta legislación, con su visión vanguardista, reconoció desde sus inicios que la inversión extranjera sería una fuerza motriz que impulsaría el crecimiento económico del país.
Al eliminar las barreras que antes obstaculizaban el flujo de capitales, la ley abrió las puertas a la inversión extranjera en múltiples sectores, con excepción de aquellos vinculados a la seguridad nacional. Debido a su importancia para la economía, República Dominicana debe velar por que se respeten los derechos y deberes de las empresas extranjeras que deciden instalar sus operaciones aquí.
“Para esto, es necesario que las autoridades puedan garantizar que la carga impositiva sea solo la que establece la ley y que se cumpla con lo señalado en los diferentes acuerdos y contratos que se realizan con este tipo de empresas, que son vitales para el desarrollo del país y mejoría de la calidad de vida de todos los dominicanos”, han explicado diversos expertos cuando abordan el tema.
Y agregan que “hay una responsabilidad ineludible”: la garantía de que los derechos y deberes de las empresas extranjeras se respeten rigurosamente. En este contexto, la estabilidad jurídica se erige como un pilar crucial para asegurar la permanencia de estas empresas y su contribución al desarrollo sostenible del país.
Un componente crucial del ecosistema empresarial son los parques de zonas francas, que albergan muchas de estas empresas de inversión extranjera.
Estos parques no solo son generadores de empleos, sino también fuentes inagotables de divisas que fluyen hacia el país. La seguridad jurídica, los incentivos adecuados y una carga impositiva equitativa son esenciales para el florecimiento de ellas en suelo dominicano.
Lo que se debe preservar; la ley
Con frecuencia se advierte que el Estado debe vigilar para que a las empresas de capital extranjero no se les impongan cargas impositivas que estén fuera del marco jurídico que regula esa empresa, para evitar que estas empresas abandonen el país y esto afecte los importantes esfuerzos realizados para estar entre los países con mejor clima para la inversión extranjera.
La estabilidad impositiva es un factor trascendental para el éxito y la permanencia de las empresas y de los inversores. Un ambiente regulatorio transparente y predecible no solo atrae a inversores, sino que también fomenta la inversión a largo plazo y la prosperidad sostenible.
Los incentivos, la seguridad jurídica y una carga impositiva justa sirven de base para que la inversión extranjera florezca. Ésta no solo contribuye al desarrollo económico, sino que también moldea la trayectoria del país en la esfera global.
La competencia mundial por la inversión extranjera es intensa y no se puede subestimar. Cuando los inversionistas evalúan la viabilidad de establecerse en un país, uno de los factores clave que analizan es la carga impositiva que enfrentarán. Si República Dominicana se convierte en un destino donde los impuestos son percibidos como prohibitivos, las empresas extranjeras podrían comenzar a explorar alternativas más atractivas en otros lugares.
Esto podría resultar en una fuga de capitales y conocimientos, lo cual a su vez podría afectar el flujo de inversiones, la creación de empleos y el impulso económico que estas empresas aportan al país.
El riesgo de que los inversionistas extranjeros decidan marcharse en busca de condiciones fiscales más favorables es una realidad que no debe tomarse a la ligera, sino que debe estar en el foco.