Manuel Hernández Villeta
La Semana Santa siempre es un tiempo propicio a la meditación. Desde luego que en los últimos años las fiestas mundanas, el ron y el sexo desbordado compiten con el fervor religioso. Parecería que a una parte de la población le interesa más la diversión que pasar revista a cómo va el discurrir de la existencia.
Por diferentes razones en la Semana Santa hay tiempo para pasar revista. No hay docencia en las escuelas ni en las universidades, el trabajo normal se suspende por varios días. El músculo para algunos descansa, y las ideas deben pasar a entrar al equilibrio de las realidades.