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Santo Domingo

Haitianos acusan a dominicanos de hacer arrestos y expulsiones por motivos raciales

Richard Pierrin y Amelie Baron

Puerto Príncipe (AFP). Su pasaporte haitiano estaba en orden, con visas al día, por eso cuando la Policía de República Dominicana lo detuvo por varias horas, Josue Azor tuvo la certeza de que lo hizo por el color negro de su piel.

El arresto del joven fotógrafo se dio en medio de una ola de expulsiones de migrantes haitianos por parte del gobierno de Santo Domingo, siendo las personas negras el objetivo específico, según grupos de defensa de Haití, una acusación que rechazan los dominicanos.

Haití y República Dominicana comparten la isla caribeña La Española. Sin embargo, sus economías y condiciones de vida difieren dramáticamente.

Mucho más rica en comparación, República Dominicana y su pujante industria turística atrae ciudadanos haitianos en busca de una mejor vida. El flujo de migrantes se ha disparado por la creciente inseguridad y el caos político que hacen la vida en Haití cada vez más desafiante.

Sin embargo, Josue Azor viajaba por motivos profesionales, pues trabaja con amigos dominicanos en una película animada. Acababa de llegar a Las Terrenas, un destino turístico en la costa noreste dominicana, cuando fue interceptado por la policía.

“Desde las afueras de la ciudad hasta la estación policial, los policías recogían a hombres jóvenes al azar, escogiéndolos por el color de su piel”, dijo a la AFP el fotógrafo de 36 años.

“Fue como una cacería de haitianos”, dijo.

Azor dijo que la Policía “estaba humillando a la gente” y que se negó a verificar sus documentos o a hacer una llamada telefónica, para luego ponerlo en una celda con una docena de haitianos.

Allí estuvo por varias horas y solo tras el arribo de activistas dominicanos, que acudieron por el llamado de uno de sus amigos, se le permitió probar su estatus regular.

 Muro fronterizo

Con las pandillas criminales tomando cada vez más control de los barrios en Puerto Príncipe, la capital haitiana, el flujo de migrantes hacia República Dominicana se ha disparado, provocando un endurecimiento de las políticas de Santo Domingo hasta incluso construir un muro a lo largo de la mitad de la frontera común.

Solo entre septiembre y noviembre, las autoridades dominicanas expulsaron a más de 56.300 haitianos, muchos más que los 15.530 del mismo periodo de 2021, según el Grupo de Apoyo a Expatriados y Refugiados (GARR).

El “odio” y la “discriminación racial” subyacen en esa tendencia, alega esta organización haitiana.

Grupos de defensa de migrantes tanto en Santo Domingo como en Puerto Príncipe afirman que algunas expulsiones se han ejecutado ilegalmente en cruces de frontera no oficiales, con frecuencia en la noche, y a veces involucran a menores sin compañía.

No solo las oenegés han levantado críticas. En noviembre, Naciones Unidas pidió a los países parar de inmediato la repatriación de haitianos, dada la grave crisis humanitaria que azota el país.

Y a finales de noviembre, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una alerta a sus ciudadanos para que reconsideraran sus viajes a República Dominicana, argumentando que algunos viajeros se habían quejado de retrasos o detenciones por el color de su piel.

“Hay evidencia de un prejuicio racial y de discriminación contra personas de complexión oscura, haitianos, o aquellos que son percibidos como haitianos”, rezaba un informe de seguridad estadounidense.

Las autoridades dominicanas arremetieron contra el informe, al que calificaron de “ambiguo”, en tanto indicaron que no ofrecía ninguna prueba de que existiera una violación sistemática a los derechos de los migrantes.

Consultado por la AFP acerca de las acusaciones de expulsiones por motivos raciales, el gobierno de República Dominicana declinó a comentar.

A comienzos de diciembre, el presidente dominicano Luis Abinader dijo que “el sacrificio hecho por República Dominicana ante el exceso de migrantes irregulares excede las posibilidades de asimilación”.

El mandatario instó a una mayor asistencia internacional para Haití.

Sin embargo, el supuesto racismo oficial de República Dominicana parece haber encontrado eco en un pequeño pero muy activo movimiento ultranacionalista del país, que insiste en su propia identidad latina.

Este grupo demuestra con regularidad su aversión hacia la población negra, compuesta no solo por migrantes haitianos sino por dominicanos cuyos ancestros fueron esclavizados bajo el poder de la colonia española.

“En TikTok puedes ver a dominicanos negros describiendo situaciones humillantes de las que han sido objeto en su propio país”, dice Edwin Paraison, director ejecutivo del grupo binacional de amistad Zile Fundation.

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