Wellington Grullón
La relación entre la República Dominicana y Haití siempre ha sido única debido a la cercanía geográfica que comparten en la misma isla. A lo largo de la historia, han existido momentos de colaboración y conflictos, lo que ha moldeado una relación diplomática que ha enfrentado diversos desafíos bilaterales.
Es fundamental destacar el compromiso de la República Dominicana con el pueblo haitiano, mostrando una postura de colaboración en diferentes ámbitos debido a los desafíos que ha enfrentado Haití a lo largo del tiempo.
Recientemente, hemos llegado a un punto crítico en estas relaciones, marcado por la falta de un interlocutor legítimo que represente a los diversos sectores de la sociedad haitiana y la escalada de la violencia en los territorios. En los últimos días, hemos sido testigos de ataques dirigidos por bandas a instituciones gubernamentales y cárceles, lo que refleja la grave situación que enfrenta el país.
El trágico suceso de la muerte del presidente Jovenel Moïse ha sumido a Haití en un estado de crisis, con Ariel Henry asumiendo el cargo en medio de presiones tanto nacionales como internacionales. Esta situación pone de manifiesto la falta de autoridad y estabilidad que han caracterizado a los gobiernos anteriores.
El presidente Luis Abinader, pese a su intención de colaborar, mantiene firmemente su posición de que no existe una solución dominicana para un problema haitiano. Es fundamental que Haití busque soluciones internas y establezca un gobierno con la autoridad necesaria para enfrentar el problema de las bandas criminales y restaurar la seguridad en el país. Esta es una oportunidad crucial que no puede desaprovecharse.
La República Dominicana ha dejado en claro su postura ante los organismos internacionales, reafirmando su compromiso histórico de apoyo a Haití y haciendo un llamado a la acción por parte de la comunidad internacional. Es imperativo que otros países se involucren activamente en la búsqueda de soluciones para la crisis haitiana.
Se ha anunciado que los organismos internacionales, con el apoyo de la comunidad internacional, trabajarán junto a las autoridades haitianas para restaurar el orden en el país. Sin embargo, esta medida se percibe como lenta dadas las circunstancias de emergencia que enfrenta Haití.
Es importante reconocer la solidaridad del pueblo dominicano, pero también es crucial establecer límites para proteger los intereses y la estabilidad de la República Dominicana. No podemos permitir que los problemas de Haití se trasladen a nuestro país, como lo demuestran las decisiones tomadas para mantener una postura independiente frente a estos conflictos.
Haití tiene la responsabilidad de buscar soluciones internas y establecer un gobierno con la autoridad necesaria para abordar el problema de las bandas criminales y restaurar la seguridad en el país. Esta es una oportunidad crucial que no puede pasarse por alto. y Técnicas de Oratoria y Comunicación.