Arismendi Díaz Santana
Saludamos la disposición al diálogo del CMD y de las ARS en el seno del CNSS, esperando acuerdos sostenibles para el aumento de las tarifas y honorarios médicos, su revisión regular junto a la cápita, así como un acuerdo para limitar el monto de los copagos por consultas ambulatorias
Noticias alentadoras de diversas fuentes indican una reducción de las tensiones, mayor propensión al diálogo y a la concertación del Colegio Médico Dominicano (CMD), las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) y la Asociación Nacional de Clínicas Privadas (ANDECLIP), en el seno del Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS), órgano rector del SDSS.
Como señaló el ex senador Iván Rondón, “que gusto me da ver al CNSS asumir la responsabilidad que le asigna la Ley 87-01 y .ver al CMD y a las ARS sentarse de manera institucional, en la mesa del máximo organismo de la Seguridad Social a conciliar y a buscar acuerdos, que de seguro darán solución a la confrontación”.
Es posible llegar a acuerdos satisfactorios, siempre respetando los sagrados intereses y derechos de los afiliados. Está creado el ambiente para un análisis sereno y objetivo a partir de los recursos disponibles, en el que todas las partes estén dispuestas a ceder en beneficio del todo, como señaló el presidente Abinader.
Como dice el refrán, la realidad es tozuda, y sólo podemos extender los pies hasta donde llega la sábana. Hasta ahora, el afiliado ha sido el más sacrificado, cargando con un creciente copago, fruto del predominio de un sistema de salud puramente curativo y costoso y del aplazamiento del primer nivel de atención.
La Fundación Seguridad Social Para Todos (FSSPT) reitera sus cuatro puntos básicos para un acuerdo sostenible: 1) aumento inmediato de las tarifas y honorarios médicos; 2) actualización de los mismos con el ajuste de la cápita; 3) limitación de los copagos por consultas ambulatorias; y 4) análisis independiente de la Administración del Riesgo y del desempeño de las ARS.
No nos olvidemos de la reforma de las pensiones
Lamentablemente, los grandes problemas del área de la salud, absorben todo el tiempo y no dejan prestarle la debida atención al importante tema de las pensiones. Las reformas previsionales están a la orden del día, sobre todo en los países de Europa y de América del Sur, donde los sistemas de seguridad social han envejecido.
Tales son los casos de México, Uruguay, Colombia, Chile y nuestro país, entre otros. En este momento la situación se complica en España donde el ministro Escrivá no ha logrado un acuerdo sobre una propuesta de reforma, que endurece el otorgamiento de las pensiones.
Y en Francia ocurre lo propio. El presidente Emmanuel Macrón formuló una reforma que extiende los años de cotización para retirarse con una pensión plena. Como era de esperarse, en ambos países las protestas se multiplican, mientras la Unión Europea les demanda a esos países reformas para reducir el déficit fiscal.
Algunas informaciones que nos llegan son ciertas, pero incompletas, lo cual genera confusión, incluso entre entendidos en el tema. Las noticias indican que las reformas implican “más tiempo de trabajo, para recibir menor pensión mensual”.
La razón de fondo de estos cambios es el notable aumento de la esperanza de vida. En muchos países de Europa y del Cono Sur la longevidad media alcanza 80 años en las mujeres y 77 en los hombres. En cambio, los años y los aportes, o continúan iguales, o han crecido muy lentamente.
Como resultado de esta arritmia, el monto acumulado no ha crecido al ritmo de la extensión de los años de jubilación. Esta brecha provoca déficits crecientes e insostenibles, obligando a reformas para extender el tiempo y la cotización y para reducir los años de pensión, generando muchas incertidumbres.
Pero, en esos países el movimiento sindical y los grupos de izquierda rechazan la idea de trabajar más para retirase más tarde. Lejos de vernos en ese espejo, aquí todavía grupos radicalizados demandan una pensión del 100×100 del último salario, sin identificar los recursos para sustentarla.