Haivanjoe NG Cortiñas
La prensa nacional y toda opinión generalizada, con mucha frecuencia aborda el tema de la deuda pública y lo hace porque es de interés para los agentes económicos, de la gente y de los propios hacedores de opinión, que observan que es un tema relevante y que preocupa a todo aquel vinculado con la carga financiera del Estado dominicano; sin embargo, lo propio no resulta con la deuda que contraen los hogares dominicanos y que en nada tiene que ver con la deuda per cápita que se suele ofrecer como dato de manera continua, derivado de la deuda pública total.
Por el nivel de difusión que tiene la deuda pública, es de conocimiento generalizado que su saldo ha crecido, tanto del sector centralizado, como la deuda consolidada. La primera, pasó de US$ 43,091 millones, septiembre de 2020 a US$ 54,721 millones en abril de 2023, para un crecimiento equivalente a US$ 11,630 millones, y la segunda, elevándose en igual tiempo de US$ 51,945 a US$ 71,944 millones, para un incremento de 19,999 millones. En términos relativos el aumento de la deuda es de un 26.9 % y de un 38.5 %, respectivamente.
Se podría afirmar, con poco riesgo a la equivocación, que el tema de la deuda pública es de mayor dominio público que la deuda de los hogares dominicanos. Abordar el endeudamiento de los hogares, debe considerar al menos los siguientes aspectos: que el nivel de la deuda de los hogares de alguna forma es una expresión del grado de bancarización de una economía, también, que el gasto agregado es influenciado por la deuda de los hogares, de la liquidez temporal de los deudores, de la exposición a riesgos y la propia estabilidad del sector bancario, que proviene de los hogares.
Además, que el crédito a los hogares le permite tener acceso a bienes y servicios que, de otra manera, ante la ausencia de liquidez, no podría permitirse, de igual forma, una merma en las oportunidades de inversión y la construcción de un historial crediticio que le serviría de base luego para ampliar su capacidad de endeudamiento.
Pero también, en contraposición, los hogares pueden encontrarse con cargas financieras que no le permita ahorrar y cubrir parte de sus gastos recurrentes y extraordinarios, de igual manera, pueden exponerse al sobreendeudamiento y a lazos de dependencia crediticia.
En la medida que otros colegas, profesionales y comunicadores examinen y opinen sobre la deuda de los hogares dominicanos, ayudaría a acércanos a la construcción de una cultura sobre el tema, colaborando por esa misma vía con las alertas tempranas a fin de evitar potenciales situaciones enojosas para la economía familiar y la estabilidad del sistema financiero dominicano.
El nivel del saldo de la deuda de los hogares dominicanos ha venido creciendo, como le ha acontecido también a la economía dominicana. Particularmente, a diciembre del año 2021, los hogares del país con acceso al crédito al sistema bancario nacional tenían crédito por un monto de RD$ 613,978 millones, creciendo en forma sostenida desde antes y entonces, hasta situarse a abril de 2023 en un valor de RD$ 774,461 millones, para una elevación de RD$ 160,483 millones, equivalente a una expansión nominal de un 26.1 %.
En términos de la participación del crédito a los hogares respecto al tamaño de la economía, tenemos que, al cierre del 2021 era de un 11.5 % del PIB y a abril de 2023 de 12.4 %, también del PIB, lo que significa un aumento de la deuda de los hogares dominicanos de 0.9 puntos porcentuales en los últimos 28 meses.
A precio constante de 2020, el valor real del crédito a los hogares le ha ocurrido lo propio, al pasar de RD$ 540,474 millones a diciembre de 2021 a RD$ 626,586 millones a abril de 2023, para un aumento de un 15.9 %.
Al medir la deuda de los hogares de la familia dominicana convertida a dólares estadounidense, encontramos que también se ha incrementado, al pasar de US$ 10,741 millones en el 2021 a US$ 14,174 millones a abril de 2023, indicativo de que ha crecido a una tasa de un 31,9 %.
Año/Variables | 2021 En millones | Abril 2023 En millones |
Crédito a hogares/nominal | 613,978 | 774,461 |
Crédito a hogares/real | 540,474 | 626,586 |
Crédito a hogares/dólares | 10,741 | 14,174 |
Participación % PIB | 11.5 | 12.4 |
Fuente: Página web de la Superintendencia de Bancos y el autor
A nivel de la desagregación de los créditos a los hogares del país, el consumo ha aumentado un 29.2 %, los hipotecarios un 21.4 % y los de la tarjeta de crédito un 30.5 %, señal de que los tres se han elevado a dos dígitos, pero destacándose el de las tarjetas de crédito, por liderarla en términos de crecimiento y el rezago de la cartera hipotecaria respecto a las demás, con el agravante de que el crédito hipotecario tiene ventajas por sus efectos multiplicadores positivos hacia el resto de la economía.
De manera que, el nivel de endeudamiento de los hogares dominicanos ha venido creciendo en forma sostenida en todas sus manifestaciones, en el nominal, a precio constante, convertido a dólares y como porcentaje del producto interno bruto durante los años que van del 2021 al 2023.
El hecho de que la deuda de los hogares dominicanos haya estado creciendo en un entorno inflacionario, puede exponer a los deudores a un mayor grado de vulnerabilidad, tanto por la vía del aumento del costo del dinero, como por la pérdida de poder adquisitivo de los ingresos monetarios, que obliga a sus tenedores a más compromisos económicos y financieros y hasta un aumento del riesgo al incumplimiento de pago que afecta a la estabilidad del sistema financiero.
De manera que los beneficios que reciben los tenedores de la deuda de los hogares al momento de recibir el financiamiento, el aumento sostenido de la deuda en un entorno inflacionario, puede tener como contrapartida en el mediano plazo, una mayor atención de los hacedores y ejecutores de las políticas económicas públicas, a fin de atenuar eventualidades que afecten a la estabilidad macroeconómica.
El camino que han seguido los hogares dominicanos en materia de endeudamiento es similar al transitado por el nivel del saldo de los préstamos que ha tomado el sector público, evidenciando en ambos casos, un desbalance entre los ingresos y gastos de los hogares y las finanzas del gobierno.