José Rafael Sosa
Cuando se acude al teatro —sobre todo si no se conoce el texto de la obra ni hay pistas del autor— no se sabe qué puede pasar. Esa es una de las ventajas del crítico de teatro: no está compelido, como el reportero de actividades sociales o culturales, a asistir a las “ruedas de prensa para dar detalles de la obra”.
Acudimos, por suerte, a la Sala Máximo Avilés Blonda, del Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo (que celebra los 85 años de su inauguración en 1956), sin contaminantes informativos sobre lo que nos esperaba.
La trama de la pieza
Lo que emana del escenario fue una experiencia exquisita, sorprendente, actoralmente muy diversa, con ricas interpretaciones múltiples, el empleo de efectos especiales y visuales, un despliegue escenográfico rompedor de tradiciones y un mensaje poderoso. Este mensaje conduce la razón hacia linderos de racionalidad, oportunidad y reflexión mediante la aleccionadora vertiente del humor.
Marius von Mayenburg no apela a la truculencia predecible ni a la simplicidad esquemática de la dualidad belleza-talento o la alternativa apariencias-utilidad social. Pudo haber sido una fábula simplista en su desarrollo, pero no fue así. Lo que traza en su planteamiento…
El autor aborda el tema con fina inteligencia y recorre una amplia gama de giros dramáticos sin abandonar la tonalidad del amor, desarrollando la contraposición de conceptos, el choque de ideas, el paralelismo de enfoques en torno a la alternativa esencia y apariencia.
Las actuaciones
Pepe Sierra, como el personaje eje (El Feo), desarrolla con cuidado los diferentes momentos, haciendo reír y pensar a la platea. Saca ventaja de sus condiciones físicas que se prestan —gracias a una labor de maquillaje y elementos de utilería— para proyectar correctamente la imagen de los diversos estadios del personaje que navega de la fealdad a la belleza.
Su interacción con el personaje de Nashla Bogaert (la esposa, que transita desde el discreto rechazo de la fealdad) desarrolla cuatro estados emocionales y concreta una química firme y rica en potencial de humor.
José Guillermo Cortines (El asistente) vuelve a demostrar que sobrepasa la portabilidad de un “rostro hermoso”, evidenciando capacidad expresiva y desarrollando sus curvas dramático-humorísticas con veteranía y frescura.
Irving Alberti, (El cirujano), como el cirujano plástico, es otro personaje pivote circunstancial que gira hacia un protagonismo fundamental, sacando provecho del uso de su voz y mostrando completo dominio de su movimiento corporal.
Orestes Amador (el director general de la empresa) representa una graciosa caricatura del papel, adecuándose al esquema cómico del montaje y evidenciando su adaptabilidad a los diversos roles que ha desarrollado en la escena dominicana.
Lo técnico
Admirable la escenografía, expresada en el gigantismo de sus masas y paneles para ambientar las acciones, y los efectos del diseño de luces. En ¿Feo yo? hay atrevimientos técnicos que, afortunadamente, resultaron muy bien. Interesante el empleo teatral de inteligencia artificial, que ya es un recurso técnico ya establecido, para la representación de la fealdad y “belleza” del protagonista.
¿Feo yo? es un montaje de notable atrevimiento en su producción, por sus criterios de vanguardia y la gestión de un tema previsiblemente cómico al que se le otorga profundidad temática, provocando agudas y deliciosas carcajadas. Es una de las experiencias escénicas más divertidamente densas de este 2025.
Ficha técnica
Título: Feo (The Ugly One)
Autor: Marius von Mayenburg
Dirección: Ramón Santana
Productores: Ramón Santana, Pepe Sierra y Madelyn Velázquez
Diseño de luces: Ernesto López
Elenco: Pepe Sierra, Nashla Bogaert, Irving Alberti, José Guillermo Cortines y Orestes Amador
Extras: Shailyn Sosa, Simi López, Yelaynty Perrone, Ana María Andrickson y Carlucy Perrone.
Pie de foto: