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Santo Domingo

Especulación y economistas

Manuel Hernández Villeta

La mayoría de los economistas ven números y espacios técnicos, cuando tratan de hacer balance de un desarrollo sostenido, pero nunca toman en cuenta el menudeo del colmado.

La verdadera encuesta de popularidad de un gobierno está en la mañana, a las puertas de un colmado barrial, cuando la mayoría de los sin nombre ni apellido va a comprar su comida.

La mejor obra de gobierno que se piense que se está realizando trastabilla cundo la especulación y el agiotismo le sube un par de pesos a la unidad del pan de agua, o diez pesos a la libra de salami.

Difícil ver esa ecuación en los quintiles de los economistas de saco y corbata, donde solo ubican el progreso en medio de los millones y el balance favorable obtenido por las grandes empresas.

Pero el lado político-partidista decisivo está en los que por la mañana carecen de recursos para ir al colmado a comprar una libra de arroz, y cocer su alimento de todo el día.

Bien por los ensacados de la economía, pero no por el gobierno. Nunca puede haber indiferencia ante el alto costo de la vida. Habrá prosperidad en el sector empresarial, pero dolores de cabeza para el Don Nadie.

Es un error persistir en la economía de mercado. Es una acción que ofrece progreso arriba y acorrala a la masa pobre, en lo único que le importa, comer todos los días. Son miembros de esa mayoría amorfa y silente.

Los planes sociales del gobierno no alcanzan para todo el mundo, o a una parte de los empobrecidos no les gusta que le regalen y no acude a estos. Además, ya hay escándalos pasados por la distribución de las tarjetas.

Hay que investigar a fondo cuando se hacen denuncias de favoritismo en la entrega de tarjetas de ayuda social, o cualquier tipo de irregularidad. Se debe sancionar a los culpables de que por manejos personales, la asistencia no llegue a los pobres.

Nunca se podrá borrar el componente partidista de la asistencia social, y hasta es muy difícil que se pueda conseguir la ayuda sin el impulso de un carnet del partido oficial, o una oportuna acción de un dirigente, aunque sea de las bases.

Lo importante es poder comprar todos los días, la tarjeta y la fundita no llenan ese cometido, pero pueden ayudar. Ahora lo más trascendente es comenzar a estabilizar los precios de los artículos de primera necesidad, que cada día están más caros.

 

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