25.8 C
Santo Domingo

Enfermedades reemergentes: La fiebre porcina africana

Rafael Emilio Bello Díaz

Ante la gran cantidad de cerdos muertos en el municipio El Pino de la provincia Dajabón, el médico titular de la Dirección Regional Noroeste de Ganadería, del Ministerio de Agricultura, confirmó que la muerte de los animales obedece a un rebrote de Fiebre o Peste Porcina Africana, las investigaciones que hemos hecho son que ha venido otra vez a resurgir porque es una repoblación; la enfermedad tiene mucho tiempo en el mundo y no tiene vacuna, dijo Paulino.

La peste porcina africana es una enfermedad altamente contagiosa que afecta al ganado porcino tanto doméstico como silvestre de todas las edades, generando enormes pérdidas económicas y sanitarias en los países afectados debido a la elevada mortalidad observada en su forma aguda, su elevada contagiosidad a través del movimiento de animales y de sus productos, los elevados costos para su control y erradicación y las restricciones internacionales impuestas.

La peste porcina africana producida por un virus de estructura compleja, clasificado como miembro único de la familia Asfaviridae. Es una enfermedad no zoonósica, de declaración obligatoria. La PPA tiene su origen en el continente africano donde fue descrita por vez primera en 1921 y se mantiene en forma endémica en Angola, Zimbawue, Sudán, República Sudafricana, Mozambique, Sao Tomé y Príncipe.

La difusión del virus desde animales infectados puede comenzar a partir del segundo día postinfección, por saliva, secreciones tanto oculares como nasales, y aire. La transmisión de la enfermedad se realiza fundamentalmente por contacto directo, de animales infectados o portadores recuperados a animales susceptibles, o también a través de restos de alimentos elaborados con carne fresca contaminada, procedente de países endémicos afectados, que se utilizan para la alimentación del ganado porcino.

La peste porcina africana (PPA; conocida por su denominación en inglés, African swine fever [ASF]) es una infección viral de los suidos domésticos y silvestres, que también replica y se transmite en garrapatas del género Ornitodorus. Su epidemiologia y transmisión son complejas y aún bastante desconocidas. Asimismo, existen grandes lagunas de conocimiento acerca de la biología del virus, su patogenia y la respuesta inmune del hospedero, lo que dificulta el control de los brotes y la prevención de la enfermedad en los países en los que no es endémica. Debido a su elevada mortalidad, el sacrificio obligatorio y el consecuente impacto económico en la industria pecuaria, su notificación es obligatoria e inmediata a través de los organismos internacionales de salud animal (OIE y FAO). No existe tratamiento, y aunque hay algunas vacunas en fase experimental y de registro, ninguna ha sido aprobada oficialmente, ni está disponible todavía de manera comercial. Debido a la multiplicidad de presentaciones sintomatológicas, que van desde la muerte súbita en los casos sobreagudos hasta los casos subclínicos de infección crónica, e incluso sin sintomatología, siendo el diagnóstico de laboratorio el único que permite la confirmación del virus.

Debido a la gran variedad de síntomas y lesiones y a la similitud con otras enfermedades hemorrágicas del cerdo, el diagnóstico de laboratorio es esencial en la peste porcina africana. En las zonas de riesgo cualquier muerte de cerdos con sintomatología hemorrágica febril debe ser estudiada, recordando que debe ser establecido un diagnóstico diferencial.

El agente etiológico de la PPA es un virus tan particular que se ha clasificado como taxonómicamente único; es decir, que representa individualmente a toda la familia Asfarviridae, género Asfivirus, sin que se conozcan virus relacionados. Es un virus de gran tamaño (alrededor de 200 nm de diámetro), que replica en el citoplasma de las células que infecta, macrófagos. Tiene una doble capa proteínica en su exterior, así como una molécula simple de ADN de doble cadena de 170 a 190 mil pares de bases en el interior de la cápside.

Los genes en su ADN codifican alrededor de 160 proteínas, muchas de ellas esenciales para la biología del virus, y otras no esenciales, pero que ayudan al virus a modular las funciones de la célula que infecta y a escapar de la respuesta inmune del hospedador. La PPA está producida por un virus DNA (ácido desoxirribonucleico), de configuración icosaédrica.

La mayoría de las lesiones observadas se producen como consecuencia del daño causado por el virus en el sistema reticuloendotelial, y consisten en congestión, edema, ascitis, hidrotórax, hemorragias generalizadas, hemorragias y necrosis en piel y órganos. Lograr una vacuna eficiente, así como mejorar los métodos de detección y caracterización de las variantes de la PPA son las tareas más apremiantes que quedan aún por resolver. Son también las tareas más difíciles y que requieren del mayor esfuerzo.

La alta tasa de mortalidad contrasta con los múltiples casos de enfermos crónicos y portadores asintomáticos detectados en lugares de alta endemicidad y en la vida silvestre, lo que dificulta la planificación de políticas acertadas de vigilancia, control y erradicación. En la medida en la que se declaran nuevos brotes, y se requieren acciones rápidas para la toma de decisiones.

El autor es docente de la Universidad Católica Santo Domingo UCSD.

 

- Advertisement -spot_img

Más artículos como este