Caty Arévalo
Una tensión arterial superior a 120/80 no garantiza un infarto, pero aumenta el riesgo de sufrirlo, de ahí la necesidad de reducirla. De manera similar al cuerpo humano, el planeta “urge” de cuidados porque, según ha certificado hoy un estudio, ya se han superado 6 de los 9 límites que garantizan su seguridad.
En 2009, el Centro de Resiliencia de Estocolmo identificó los nueve procesos clave que garantizan la estabilidad de la Tierra desde hace más de 12.000 años, así como unos límites que, de rebasarse, en cada uno de los procesos, podrían causar un colapso.
Los procesos desestabilizadores para los que se fijaron esos umbrales de seguridad son el cambio climático, la integridad de la biosfera, la escasez de agua dulce, el cambio de uso del suelo, la contaminación química, el ozono estratosférico, la acidificación de los océanos, la contaminación por fósforo y nitratos, y los aerosoles atmosféricos.
En 2015, la primera gran revisión científica del estado de los límites constató que 4 de ellos estaban ya en rojo (cambio climático, contaminación química, integridad de la biosfera y cambio de uso del suelo).
Hoy, la revista Science Advances da a conocer los resultados de una estudio científico, elaborado por 29 científicos de 8 países diferentes, que analiza el estado actual de los 9 procesos, con una conclusión alarmante: los límites planetarios se han superado en 6 casos, y en un séptimo (la acidificación) está a punto de superarse.
El estudio nos ofrece la foto “de un planeta enfermo”, aunque “curable” si se toman a tiempo las medidas oportunas para bajar la “tensión arterial” para evitar el “infarto”, ha explicado a EFE uno de los autores de la investigación, el español David Nogués-Bravo, profesor de Ecología en la Universidad de Copehnague.
Uno de los límites más altamente superados es el de los contaminantes químicos, que comienzan degradando la biodiversidad y acaba afectando al ser humano, con casos como el del mercurio, que hoy está en la cadena trófica tanto de animales como de personas, ha relato Nogués-Bravo.
El cambio climático es otro de los procesos que excede enormemente los límites de seguridad, un parámetro fijado por los científicos en una acumulación de CO2 en la atmósfera inferior a 350 partes por millón (ppm), si bien el dato actual es entre 417 y 420 ppm.
“Acercarnos a concentraciones de 450 ppm nos llevaría a problemas graves, hablaríamos de casi 1,9 grados más de temperatura media global; y alcanzar las 550 ppm sería entrar en territorio muy peligroso. Tengamos en cuenta que la acumulación habitual era de 280 ppm antes de la Revolución Industrial”, ha detallado el ecólogo.
La destrucción de los ecosistemas (por deforestación, degradación…) o la extinción de especies han disparado el nivel de seguridad en otro proceso: la integridad de la biosfera, que viene a ser “la red que sustenta la propia vida”.
“Que la integridad de la biosfera haya superado el límite de seguridad planetario es una amenaza económica o de salud de primer orden, la pérdida de especies y ecosistemas supone una mayor exposición a virus, entre otros”, ha agregado Nogués-Bravo.
Los niveles de riesgo por contaminación por fosfatos y nitratos procedentes de los fertilizantes más usados se han traspasado con creces también, y su superación está muy relacionada con otro umbral en rojo: el que corresponde a la sobreexplotación del agua dulce (ríos, acuíferos).
Junto a ellos, los niveles de cambio de uso del suelo llevan al planeta a una situación muy crítica: “estamos en un punto en el que para evitar riesgos en este campo, tendríamos que garantizar la restauración y protección de entre un 30 y un 50 % de la superficie terrestre”, ha apuntado el investigador de la Universidad de Copenhague.
Solo dos procesos, la concentración de ozono en la estratosfera y la contaminación por aerosoles siguen estando en niveles seguros, gracias a las medidas que se tomaron en su momento para abordarlos.
Los impactos en la salud del planeta están ahí, pero hay tiempo de evitar el “infarto”, han subrayado los científicos, si “somos capaces de trabajar rápido, de forma conjunta y a todos los niveles, informando bien a la ciudadanía de las amenazas a la que nos enfrentamos y combatiéndolas desde la perspectiva de la equidad social”, ha añadido.
Otra conclusión destacada del estudio es la necesidad de centrarse en la interacción entre los límites planetarios: “El abordaje del cambio climático y la salud de la biosfera deben ir de la mano, al tratarse de los dos pilares de la estabilidad”, ha subrayado Johan Rockstrom, director del Instito Potsdam de cambio climático y proponente original del marco de los límites planetarios en 2009.
La investigación que se conoce hoy es una “guía para acción”, para reducir riesgos crecientes y potencialmente catastróficos a escala planetaria, ha sostenido Rockstrom, quien ha incidido en que los objetivos marcados en los grandes marcos de cooperación internacional en cambio climático (París, 2015) y biodiversidad (Montreal-Kunming, 2022) “son insuficientes” para devolver al planeta a una situación segura.
“Necesitamos ir mucho más allá para recuperar, proteger y reconstruir la resiliencia planetaria”, ha concluido. EFE