Ciudad del Vaticano.– El papa Francisco abogó este viernes por “una comunicación no hostil”, que ayude a escuchar “el grito de los últimos” y sea capaz de “construir puentes” en un mundo “marcado por la desinformación y la polarización”, con motivo de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales .
En su mensaje, que coincide con la reunión en Roma este fin de semana de periodistas de todo el mundo por el Jubileo de los Comunicadores, el pontífice considera “indispensable” su “valiente compromiso” en un momento “marcado por la desinformación y la polarización, donde pocos centros de poder controlan un volumen de datos e informaciones sin precedentes”.
“Con mucha frecuencia la comunicación no genera esperanza, sino miedo y desesperación, prejuicio y rencor, fanatismo e incluso odio” y se llegan a utilizar “informaciones falsas o deformadas hábilmente para lanzar mensajes destinados a incitar los ánimos, a provocar, a herir”, explica.
Hay que ” ‘desarmar’ la comunicación” porque “reducir la realidad a un eslogan nunca produce buenos frutos”, asegura.
Francisco también se muestra preocupado por la “dispersión programada de la atención” que “a través de los sistemas digitales, al perfilarnos según las lógicas del mercado, modifican nuestra percepción de la realidad” e “identificar un ‘enemigo’ contra el cual lanzarse verbalmente parece indispensable para autoafirmarse”.
Para ello, “debemos sanar de las “enfermedades” del protagonismo y de la autorreferencialidad, evitar el riesgo de discursos inútiles” y que “quien escucha, lee o mira pueda participar, pueda sentirse incluido”.
“Los animo, por tanto, a descubrir y a contar las numerosas historias de bien escondidas” porque “es hermoso encontrar estas semillas de esperanza y darlas a conocer. Ayuda al mundo a ser un poco menos sordo al grito de los últimos, un poco menos indiferente, un poco menos cerrado”, explica Francisco.
Y “ante las vertiginosas conquistas de la técnica, los invito a cuidar sus corazones”, dice, al enumerar “algunas pistas” como “no olvidar nunca el rostro del otro” o “practicar una comunicación que sepa sanar las heridas de nuestra humanidad”.
Así, el papa menciona “la esperanza de las madres que rezan cada día para ver a sus hijos regresar de las trincheras”, “de los padres que migran entre mil riesgos y peripecias en busca de un futuro mejor” y de “los niños que logran jugar, sonreír y creer en la vida incluso entre los escombros de las guerras y las calles pobres de las favelas”.
“Ser testigos y promotores de una comunicación no hostil, que difunda una cultura del cuidado, que construya puentes y atraviese los muros visibles e invisibles de nuestro tiempo. Contar historias llenas de esperanza, teniendo en cuenta nuestro destino común y escribiendo juntos la historia de nuestro futuro”, concluye. EFE