Algunos geólogos han propuesto que vivimos en una nueva era geológica, el Antropoceno, y el lago Crawford (Canadá) ha sido hoy elegido para estudiar si realmente nos encontramos ya en ese periodo.
El Antropoceno propone que la actividad humana se ha convertido en una influencia dominante sobre el clima y el medioambiente del planeta, especialmente desde mediados del siglo XX.
La Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS) que se celebra en Lille (Francia) acordó seleccionar el lago de Crawford como un punto Estratrotipo de Límite Global (GSSP) para el Antropoceno, al considerarlo el lugar que mejor representa los inicios de lo que podría ser una nueva época geológica.
Este lago será así el también llamado “clavo dorado”, un punto de referencia acordado internacionalmente para mostrar el comienzo de un nuevo periodo geológico o época en capas de roca que se han ido acumulando.
Algunas corrientes científicas consideran que el Holoceno, la época en que vivimos y durante la que el clima ha sido inusualmente estable, ya ha dado paso al Antropoceno.
Ese término fue acuñado por Paul Crutzen y Eugene Stoermer en 2000 para denotar el intervalo de tiempo geológico actual, en el que muchas condiciones y procesos de la Tierra están profundamente alterados por el impacto humano.
Pero existe desacuerdo en la comunidad científica sobre cuándo comenzó el Antropoceno, cómo se evidencia y si la influencia humana ha sido lo suficientemente sustancial cómo para constituir una nueva era geológica, que suelen abarcar millones de años.
La ICS evaluará las pruebas obtenidas en el lago Crawford (Canadá) y en otros 12 lugares secundarios para decidir si estamos en una nueva era geológica.
Los sedimentos hallados en el fondo del lago Crawford “ofrecen un registro exquisito de los cambios medioambientales recientes de los últimos milenios”, según Simon Turner, del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno, citado por la Universidad de Southampton (Reino Unido).
Los cambios estacionales en la química y la ecología del agua han creado allí capas anuales de las que se pueden tomar muestras para detectar múltiples marcadores de la actividad humana histórica.
Un GSSP se utiliza para correlacionar cambios medioambientales similares observados en otros yacimientos de todo el mundo, por lo que es fundamental disponer de un registro sólido y reproducible en este tipo de localidad.
El equipo ha recogido secciones de muestras de núcleos de diversos entornos de todo el mundo, desde arrecifes de coral hasta capas de hielo, que fueron enviadas para su análisis a la Universidad de Southampton, donde detectar un marcador clave de la influencia humana en el medio ambiente: la presencia de plutonio.
La presencia de este material “nos da un claro indicador de cuándo la Humanidad se convirtió en una fuerza tan dominante que pudo dejar una ‘huella dactilar’ global única en nuestro planeta”, explicó Andrew Cundy, miembro del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno.
En la naturaleza, el plutonio solo está presente en cantidades de traza, pero a comienzos de los cincuenta, cuando se realizaron las primeras pruebas con bombas de hidrógeno, se produjo un aumento sin precedentes de los niveles de plutonio en muestras de testigos de todo el mundo.
A partir de mediados de los sesenta, cuando entró en vigor el Tratado de Prohibición de los Ensayos Nucleares, se produjo un descenso, describió el experto.
Otros indicadores geológicos de la actividad humana son los altos niveles de cenizas procedentes de centrales eléctricas de carbón, las altas concentraciones de metales pesados, como el plomo, y la presencia de fibras y fragmentos de plástico.
Todo ello coincide con la denominada “Gran Aceleración”, un espectacular aumento de las actividades humanas, desde el transporte hasta el uso de la energía, que comenzó a mediados del siglo XX y continúa en la actualidad.
El Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno indica en sus documentos que los fenómenos asociados a este incluyen un aumento del orden de magnitud de la erosión y el transporte de sedimentos asociado a la urbanización y la agricultura.
Además de perturbaciones antropogénicas marcadas y abruptas de los ciclos de elementos como el carbono, el nitrógeno o el fósforo, junto a cambios medioambientales generados por estas perturbaciones, como el calentamiento global, la subida del nivel del mar, la acidificación de los océanos y la propagación de las “zonas muertas” oceánicas.
Muchos de estos cambios “persistirán durante milenios o más, y están alterando la trayectoria del Sistema Tierra, algunos con efectos permanentes”, que se están reflejando en “un cuerpo distintivo de estratos geológicos que ahora se acumulan, con potencial para ser preservados en un futuro lejano”, según los documentos del grupo de trabajo.
Las pruebas de los yacimientos se presentarán ahora al ICS, que el año que viene decidirá si ratifica el Antropoceno como una nueva época geológica. EFE