SINGAPUR. El secretario de Defensa de EE.UU., Lloyd Austin, y su par chino, el ministro Li Shangfu, participarán desde el viernes y hasta el domingo en un foro de seguridad en Singapur, en el que Pekín ha descartado de momento un esperado cara a cara entre ambos en medio de crecientes tensiones en el Indopacífico.
Las mayores potencias mundiales tienen una oportunidad de subsanar la falta de diálogo en materia de Defensa, especialmente grave desde que EE.UU. derribó en febrero un supuesto globo «espía» chino por sobrevolar su territorio, en el foro Shangri-La de Singapur (2-4 de junio), el encuentro de anual de seguridad más importante de Asia.
Pero mientras Li, quien ya se encuentra en Singapur, se reunió hoy con su homólogo de la ciudad-Estado, Ng Eng Hen, con quien acordó la creación de una línea directa entre sendos altos mandos de Defensa para mejorar la confianza mutua, las deficiencias comunicativas entre Pekín y Washington no tienen de momento visos de repararse.
China rechazó esta semana la propuesta de Washington de celebrar una reunión bilateral entre Austin y Li en los márgenes del foro, como sí ocurrió en la edición del Shangri-La del año pasado entre el estadounidense y el exministro de Defensa chino, Wei Fenghe, que supuso el primer encuentro entre ambos.
RIESGO DE QUE UN INCIDENTE SE DESCONTROLE
El mismo Austin tachó hoy de «muy desafortunada» la decisión de Pekín desde Tokio, su parada previa a Singapur, expresando su inquietud por la posibilidad de que «en algún momento pueda haber algún incidente que se salga de control muy, muy rápidamente».
Sus palabras suceden a la denuncia del Pentágono el martes de que un caza chino llevó a cabo maniobras «innecesarias» y «agresivas» para interceptar un avión de reconocimiento de EE.UU. el 26 de mayo en el mar de China Meridional, donde Pekín se disputa territorios con varios países y es acusado por Washington de militarizar la zona.
China, por su parte, aseguró tras la denuncia que seguirá tomando «las medidas necesarias» para «salvaguardar su seguridad», y ha acusado a Estados Unidos de «ser la causa de las dificultades» para el diálogo entre sus Ejércitos.
Uno de los principales escollos para que tenga lugar la reunión con Austin es que Li, nombrado titular de Defensa chino el pasado marzo, fue sancionado en 2018 por Estados Unidos, acusado de comprar armamento a la empresa estatal rusa Rosoboronexport.
Aunque el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, reveló el pasado 21 de mayo durante la reunión del G20 (grupo integrado por los países con las economías más desarrolladas y las más emergentes) en Japón que está considerando levantar las sanciones que pesan sobre Li, la decisión no se ha materializado.
Mientras tanto, la parte estadouniense continúa presionando para que aumente la comunicación con Pekín, y el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, defendió la víspera la necesidad de mantener el contacto con las autoridades chinas tras el episodio del caza.
OPORTUNIDAD DE DIÁLOGO O DE RENOVADOS ATAQUES
«Esto resalta la importancia de tener canales de comunicación regulares abiertos. Lo más peligroso es no comunicarse y que se produzcan malentendidos», dijo Blinken en una rueda de prensa en Luleå (norte de Suecia).
Está por ver si el foro de Singapur, que se presenta como punto neutral entre sendas potencias mundiales, acaba siendo aprovechado en el último momento para relajar las tensiones bilaterales o únicamente como estrado desde el que marcar territorio en el Indopacífico y lanzarse renovadas acusaciones.
Tanto Austin como Li impartirán discursos el sábado y el domingo, respectivamente, en línea con ediciones anteriores, y se espera que aprovechen asimismo para reunirse en los márgenes con otros ministros y altos cargos de Defensa y Exteriores de la región invitados al Diálogo, entre los que no se encuentran Rusia y Corea del Norte.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, también participará en el foro, según la agenda divulgada por sus organizadores, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), mientras el primer ministro australiano, Antony Albanese, impartirá el discurso de inauguración el viernes.
El foro se celebrará asimismo en plena escalada de la amenaza nuclear norcoreana y con el telón de fondo de las pretensiones anexionistas de China hacia la isla autogobernada de Taiwán, así como el impulso de EE.UU. a su cooperación en defensa con socios clave en la zona, Japón, Australia y Filipinas, para contrarrestar a Pekín.
Se espera que este año la guerra de Ucrania quede relegada a un segundo plano en el foro asiático, tras ocupar un papel más protagonista en 2022 con la participación entonces por videoconferencia del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien en principio no intervendrá este año.