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El fondo del antiguo mar de Aral se levanta al desaparecer la masa de agua

La actividad humana tiene el potencial para influir en los procesos bajo la corteza terrestre durante décadas y un ejemplo es el mar de Aral, donde la pérdida del 93 % de su volumen ha ocasionado que el manto terrestre bajo el antiguo lecho se eleve unos siete milímetros al año.

La desecación del que fue el cuarto lago salino más grande del mundo ha provocado que la roca del manto se eleve y fluya como un líquido viscoso, señala un estudio que publica Nature Geoscience y que encabezan investigadores chinos.

Ubicado en Asia Central, el mar de Aral inició un proceso de desecación en la década de los años cincuenta del siglo pasado, cuando los ríos de los que se alimentaba empezaron a ser sobreexplotados para el regadío.

El resultado fue que entre 1960 y 2018 la superficie del lago se redujo en un 90 % y su volumen en un 93 %, lo que dejó en su lugar un gran desierto rico en sal.

El peso del agua del lago antes de encogerse era lo suficientemente grande como para provocar el hundimiento de la corteza terrestre bajo él, por lo que los científicos esperaban que se produjera un cierto levantamiento de la superficie de rebote mientras el lago se secaba.

El equipo encabezado por Teng Wang de la Universidad de Pekín usó mediciones de radar por satélite de la deformación del suelo en la cuenca del mar de Aral entre 2016 y 2020.

Así comprobaron que el antiguo lecho del lago seguía elevándose a un ritmo medio de unos 7 milímetros al año y que el levantamiento se observaba en una amplia zona de hasta 500 kilómetros más allá del centro original del lago.

“Este levantamiento pone de relieve el potencial de las actividades humanas para influir en la dinámica profunda de la Tierra y la interconexión de los procesos de la superficie y el manto”, señala el estudio.

Los autores utilizaron simulaciones para demostrar que las características de este levantamiento observado se explican mejor por la roca del manto superior a una profundidad de unos 150 kilómetros que se comporta como un fluido extremadamente viscoso.

Esa roca fue desplazada anteriormente por el peso del agua del lago, pero los autores calculan ahora que la roca está volviendo al lugar que ocupaba, a una velocidad comparable a la del movimiento de las placas tectónicas, y que seguirá haciéndolo durante muchas décadas. EFE

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