Madrid.– El apagón que sufrió España el pasado lunes, que se extendió a Portugal, ese inédito ‘cero’ (corte total del suministro), suscita debates, entre ellos si el creciente peso de las renovables hace más vulnerable el sistema y si conviene alargar la vida útil de las centrales nucleares.
A la espera de conocer con exactitud las causas y si la responsabilidad fue del operador, Red Eléctrica, de alguna compañía eléctrica o resultado de un ciberataque, los expertos coinciden en que el sistema eléctrico en España ha cambiado radicalmente en los últimos años con la incorporación masiva de parques eólicos y solares, el menor peso de las centrales de ciclo combinado (de gas) y la práctica desaparición de las plantas de carbón y fuel.
En el momento del apagón, casi el 55 % de la demanda eléctrica en el sistema peninsular se estaba cubriendo con la aportación de parques solares fotovoltáicos, el 10 % con energía eólica y algo menos del 5 % con instalaciones solares térmicas, es decir, en torno al 70 % procedía de energías procecentes de la naturaleza con tecnologías no gestionables.
Entre las tecnologías gestionables, la generación nuclear y la hidráulica rondaban el 10 % cada una y los ciclos combinados apenas aportaban un 3 %.
La demanda, justo antes del apagón, rondaba los 25.000 megavatios, un consumo moderado para esa hora.
Para que el sistema funcione adecuadamente, la oferta y la demanda de energía eléctrica deben coincidir en cada momento, un encaje que corresponde a Red Eléctrica, una emrpesa con un 20 % de capital público,
Según Jorge Sanz, que fue presidente de la Comisión de Expertos para la Transición Energética y dirige ahora la consultora Nera, Red Eléctrica debe disponer de centrales que permitan aumentar o reducir la energía vertida a la red en función de posibles desequilibrios.
Sanz subraya que no todas las tecnologías ofrecen las mismas prestaciones para abordar ese cometido. La solar y la eólica tienen “muy poco margen de respuesta”, mientras que las centrales hidráulicas y las de gas permiten una reacción más rápida.
Con estos condicionantes, algunos expertos creen que el elevado peso de las centrales menos gestionables hacen más vulnerable el sistema.
De hecho, según Red Eléctrica, justo antes del apagón se registraron dos pérdidas de generación consecutivas en el suroeste de España, probablemente de instalaciones solares. La primera se pudo superar, pero la segunda provocó una oscilación que resultó incontrolable.
Al respecto, Jorge Sanz considera “plausible” que se produjera una desconexión automática de centrales por un aumento de la tensión en la red.
La Unión Española Fotovoltaica (Unef), la principal asociación del sector solar fotovoltaico en España, recalcó el martes que las plantas solares no se desconectaron voluntariamente.
En varias entrevistas concedidas durante las últimas horas, la presidenta de Redeia (matriz de Red Eléctrica), Beatriz Corredor, desvinculó el apagón de la elevada penetración de las energías renovables y recalcó que el sistema ha funcionado con normalidad con una aportación aún mayor de esas tecnologías.
Con todos estos elementos sobre la mesa, Sanz se plantea dos preguntas complementarias: “¿Había centrales fáciles de gestionar conectadas en ese momento? ¿Existía más producción no gestionable de la compatible con la seguridad del suministro?”
Para averiguar la causa de lo ocurrido, este miércoles celebró su primera reunión la comisión multidisciplinar creada por el Gobierno, que cuenta con representantes de varios ministerios y de organismos como el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) o el Instituto Nacional de Ciberseguridad (Incibe).
La comisión analizará los datos y mediciones reclamados a Red Eléctrica y a las compañías eléctricas, e incluso podrá visitar sus instalaciones. EFE