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El análisis de heces momificadas revela la dieta de dos culturas caribeñas precolombinas

San Juan.- Un grupo de científicos puertorriqueños ha revelado la dieta y costumbres de dos culturas caribeñas precolombinas, que habitaron en la isla de Vieques, en Puerto Rico, analizando heces fecales momificadas.

El análisis de los coprolitos (excreta momificada) indica que los grupos indígenas Huecoide y Saladoide consumieron una diversidad de alimentos como batata, maní, ají, una clase específica de tomate, papaya y maíz, según el comunicado publicado este lunes.

Las estrellas de esta investigación son las heces fecales momificadas halladas en las excavaciones hechas por los arqueólogos Yvonne Narganes Storde y Luis A. Chanlatte Baik en Sorcé, en Vieques.

De unas 80 muestras recolectadas por estos arqueólogos por espacio de 32 años -de 1977 a 2009-, se seleccionaron 20 ejemplares para esta investigación, cuyos hallazgos han sido reseñados en la revista científica PLOS ONE.

El estudio fue realizado por Gary A. Toranzos, especialista en microbiología ambiental y profesor de microbiología en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico; Jelissa Reynoso García, de la Facultad de Medicina de la Universidad de California Davis; Yvonne Narganes, del Centro de Investigaciones Arqueológicas; y Raúl Cano, de BioCollective.

El proyecto inició en 2012 y se enfocó en el análisis de los coprolitos, aplicando la paleomicrobiología.

El equipo de investigación analizó el ADN (Ácido desoxirribonucleico) de la materia fecal momificada y los resultados sugieren que los grupos Huecoide y Saladoide disfrutaron de “un sistema alimentario diverso y sofisticado”.

El análisis también detectó tabaco, posiblemente debido al uso de tabaco de mascar, la inhalación de las hojas de tabaco pulverizadas o el uso de la planta de tabaco como aditivo alimentario con fines medicinales y/o alucinógenos, según el estudio.

La sorpresa fue encontrar algodón, un descubrimiento que los científicos atribuyen al uso de semillas de algodón molidas para producir aceite o que las mujeres mojaban los soportes de algodón con su saliva, dejando residuos en la boca mientras tejían.

Debido a las técnicas de preparación de alimentos y el hecho de que cada muestra de coprolitos es, solamente, un indicio de lo que una persona específica había estado comiendo recientemente, es probable que estos indígenas comieran otras plantas u hongos, que no se mencionan en este estudio.

Reynoso García afirmó que “los coprolitos permitieron corroborar y obtener información más detallada sobre la dieta de culturas precolombinas de periodos donde existe poca o ninguna fuente escrita”.

“La dieta de estas culturas precolombinas contribuyó a nuestra cultura e identidad como puertorriqueños”, agregó.

Por su parte, el doctor Toranzos destacó que estos estudios -que hace una década no hubieran podido llevarse a cabo- se deben al gran progreso hecho en las técnicas de aislamiento, purificación y secuenciación de los ácidos nucleicos. EFE

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