Diómedes Tejada
El Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) ha expresado su preocupación sobre la reciente división territorial aprobada en la Ley Orgánica 345-22, que crea diez nuevas regiones en la República Dominicana. Según el CRD, esta división carece de coherencia con la Estrategia Nacional de Desarrollo, la cual exige que las regiones compartan características similares en términos de desarrollo social, recursos naturales, infraestructura y acceso marítimo. Estas pueden tener como referencia al Gran Santo Domingo (Distrito Nacional y la Provincia de Santo Domingo)
Recuerda que la ley, promulgada en agosto de 2022 por el presidente Luis Abinader, establece las regiones de Cibao Norte, Cibao Sur, Cibao Nordeste, Cibao Noroeste, Valdesia, Enriquillo, El Valle, Yuma, Higuamo y Ozama. Sin embargo, el CRD considera que existen diferencias significativas entre estas regiones, lo que coloca a algunas en desventaja para alcanzar un desarrollo equitativo. Según la organización, la falta de cohesión territorial puede obstaculizar el progreso de muchas de estas áreas.
Frente a esta situación, el CRD propone una solución alternativa: la creación de cinco “Mancomunidades Regionales”. Estas mancomunidades, que agruparían las actuales regiones en conglomerados más grandes y homogéneos, podrían facilitar un desarrollo más coordinado y eficiente. Las mancomunidades sugeridas incluyen la Cibao-Norte, Cibao Central, Gran Higuey, Gran Jaragua y Gran Santo Domingo, y estarían diseñadas para aprovechar las similitudes y sinergias entre los municipios que las conforman.
Los autores de la propuesta son el Dr. Raúl Alvarez Sturla, director de la Comisión de Desarrollo Territorial del CRD, economista, médico, empresario y experto en desarrollo territorial. Además, el Ing. Manuel Núñez Yapor, director adjunto de la Comisión de Estrategias del CRD, ingeniero, empresario y experto en planificación del desarrollo.
Estas regiones serían:
1) La Mancomunidad Quisqueyana Cibao- Norte. Integrada por la región Cibao Norte y Cibao Noroeste y sus 41 municipios.
2) La Mancomunidad Quisqueyana Cibao Central. Integrada por la región Cibao Sur y Cibao Nordeste y sus 28 municipios.
3) La Mancomunidad Quisqueyana del Gran Higuey. Integrada por la Región Yuma e Higuamo y sus 21 Municipios.
4) La Mancomunidad Quisqueyana Gran Jaragua. Integrada por la Región Valdesia. Enriquillo y la Región El Valle y sus 60 Municipios.
5) La Mancomunidad Quisqueyana del Gran Santo Domingo. Integrada por la Región Metropolitana/ Ozama y sus 8 Municipios
Las mancomunidades pueden transformar el desarrollo en las zonas rurales del país
El CRD que la creación de las mancomunidades permitirían que los municipios rurales colaboren en proyectos comunes, potenciando la cooperación y evitando la duplicación de esfuerzos. Esta sinergia no solo multiplicaría los recursos disponibles, sino que también facilitaría la ejecución de infraestructuras vitales como carreteras, sistemas de agua potable y servicios de salud.
Indica que una de las mayores ventajas de las mancomunidades es su capacidad para promover el desarrollo sostenible. Al unirse, los municipios pueden diseñar y aplicar estrategias que aseguren el uso responsable de los recursos naturales, protegiendo el medio ambiente y fomentando prácticas agrícolas sostenibles. Este enfoque es crucial para garantizar la viabilidad a largo plazo de las actividades económicas rurales y para preservar el patrimonio natural del país.
Inspiradas por el éxito de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo, las nuevas mancomunidades podrían convertirse en motores de desarrollo económico, generando empleo, promoviendo la innovación y mejorando los servicios públicos
Además, precisan que las mancomunidades abrirían nuevas oportunidades de financiamiento y acceso a programas de desarrollo. Los municipios unidos tendrían una mayor capacidad para atraer fondos estatales e internacionales, algo que sería difícil de lograr de manera aislada. Este acceso ampliado a recursos permitiría implementar proyectos que de otra manera quedarían fuera del alcance de los pequeños municipios rurales, mejorando significativamente la calidad de vida de sus habitantes.
Sin embargo, considera que el camino hacia la formación de mancomunidades no está exento de desafíos. Entre los principales obstáculos se encuentran la falta de financiamiento adecuado, la complejidad de la coordinación intermunicipal y la desigualdad territorial. Explica que superar estos problemas requerirá un compromiso firme y una visión compartida de desarrollo local, así como una colaboración efectiva entre los distintos niveles de gobierno y la sociedad civil.
Aseguran que a pesar de estos desafíos, el potencial de las mancomunidades para transformar las zonas rurales es indiscutible. Inspiradas por el éxito de la Mancomunidad del Gran Santo Domingo, las nuevas mancomunidades podrían convertirse en motores de desarrollo económico, generando empleo, promoviendo la innovación y mejorando los servicios públicos. Esta visión innovadora tiene el poder de revitalizar las áreas rurales de la República Dominicana y de asegurar un futuro más próspero y equitativo para todos sus habitantes.