Edwin De La Cruz
La tragedia ocurrida en la discoteca Jet Set ha dejado un país entero de luto. Con 221 personas fallecidas y 189 rescatadas, según el informe del COE, lo acontecido no es solo una catástrofe puntual: es una herida nacional que impacta directa e indirectamente a toda la sociedad dominicana. Más allá de las cifras, están las vidas, las historias truncadas, los sueños apagados y el profundo sufrimiento que deja tras de sí este episodio.
Hoy comienza otra etapa. Una más silenciosa, más íntima, pero no menos urgente: la del duelo y la recuperación emocional. Las personas que han perdido familiares enfrentan un vacío inmenso, cargado de dolor, incredulidad y preguntas que no tienen aún respuestas. El proceso de duelo será largo, y muchos necesitarán acompañamiento psicológico para reconstruir poco a poco sus vidas.
Pero no solo los dolientes viven esta carga emocional. También están quienes tienen familiares heridos, luchando por sobrevivir o sanando heridas físicas y emocionales. Y no podemos olvidar a los testigos presenciales: empleados, vecinos, rescatistas, y ciudadanos que vieron de cerca lo que sucedió y cuyas mentes han quedado marcadas por las imágenes y el caos de aquel momento. Todos ellos pueden desarrollar traumas que requieren atención profesional.
Como sociedad, también cargamos con esta tragedia. Nos ha tocado profundamente, nos ha dolido como si fuera en nuestra propia familia. Y es precisamente esa empatía la que debe transformarse en acción. No basta con llorar juntos; tenemos que exigir una investigación exhaustiva que determine si esta tragedia fue prevenible. ¿Se cumplieron las normativas de seguridad? ¿Se ignoraron advertencias? ¿Funcionaron los sistemas de emergencia? La transparencia y la responsabilidad son esenciales para evitar que otra tragedia similar vuelva a ocurrir.
Asimismo, es tiempo de repensar nuestras prioridades. De fortalecer la cultura de la prevención, de garantizar que los espacios de entretenimiento no se conviertan en trampas mortales. Es tiempo de educar a nuestra población y exigir a las autoridades que hagan valer las leyes, sin excepciones ni favoritismos.
Después de Jet Set, lo que sigue es un compromiso colectivo: sanar, acompañar, y buscar la verdad. Porque honrar a las víctimas no es solo recordarlas, sino hacer todo lo necesario para que su partida no haya sido en vano.