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Santo Domingo

Depresión y suicidio íntimamente relacionados

Javier Fuentes

Cuando una persona pierde la esperanza son muy pocas las motivaciones que tiene para vivir. Es por ello que Jesús nos dice que en él hay Esperanza. En el antiguo pacto a pesar de la situación de cautiverio y desesperanza Jehová les dijo al pueblo colectivamente cuáles eran los propósitos de él, para que tuvieran Esperanza.

Jeremías 29:11. “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.12. Entonces me invocareis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré;13. y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón». (RVR1960).

Por igual forma en los momentos de angustia y desesperación por medio de Isaías, Jehová le dice al pueblo que pongan su esperanza en él. “Pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán». (Isaias 40:31).

Estos son algunos de los muchos textos bíblicos que en momentos de angustia y tristeza debemos echar mano para no caer en la depresión; dado que nos devuelven la esperanza.

Pablo en un momento especial de su ministerio  les dijo a los romanos por medio de la Epístola:  «Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en él creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo»(Rom. 15:13).

Más creo que la respuesta más extraordinaria a todas nuestras aflicciones, dolor, llanto, muerte, pérdidas, tristezas y enfermedades, es lo que dijo Jesús según narra Mateo: 11: 28. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.

“Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar” (LBLA).

Sin ninguna duda que en esta versión se puede captar mejor el mensaje y las intenciones de Jesús para con nosotros.

Cualquiera diría entonces por que los cristianos se angustian y caen en depresión.

Aunque, el Señor nos pide que por nada estéis tristes, el caso es que como humano tenemos tantas debilidades y entre ellas la falta de fe, y permiten estas cosas.

Es esa misma falta de fe y de perspectiva que lleva a personas a creer que no hay salida ni esperanza y toman el camino que para ellos creen el más corto y por el contrario es el más largo y la escala de resentimientos y problemas que dejan.

Las personas afectadas de depresión grave presentan un riesgo suicida mayor que la población general. El suicidio constituye un problema de salud pública importante, y en gran medida prevenible.

Se trata la depresión, como de un fenómeno complejo de origen multifactorial, siendo los factores de riesgos diversos, de carácter biológico, psicológico y ambiental.

La depresión se puede curar y el suicidio se puede prevenir.

A pesar de ser una enfermedad frecuente, sin embargo, como advierte la Organización Mundial de la Salud, sólo una minoría de las personas depresivas solicita o recibe tratamiento.

Tratamiento y Rehabilitación nos explica que, hasta la fecha, «las sustancias mayormente asociadas a depresiones severas o síndromes de abstinencia graves son el alcohol, los opiáceos y los estimulantes como la cocaína y los anfetamínicos y sus derivados». Cabe señalar que el consumo combinado de estas sustancias aumenta el riesgo de una autoagresión.

Lo qué entonces notamos es que hay un alto riesgo de la persona con depresión al suicidio y eso lo podemos observarlo en la sintomatología del afectado en su idea  motivadora de su falta de esperanza.

La prevención es indispensable para evitar que adultos, adolescentes, niños y jóvenes se conviertan en parte de las estadísticas.

El hecho de evitar en la familia el consumo de alcohol o drogas puede reducir el riesgo de suicidio, evitar la posesión de armas de fuego y, sobre todo, escuchar y atender las necesidades de los menores de edad. Pero en realidad los patrones sociales postmodernidad han cambiado el ritmo de ver el mundo y ante tanta exigencia y desamor los hogares han ido deteriorándose al extremo que tanto padre cómo hijos viven un mundo divorciado.

¿Cómo ha llegado la humanidad hasta aquí?

La respuesta es una; el pecado. El pecado lo corrompió todo al extremo que nadie se preocupa por nadie; no hay hijos para padre ni padre para hijos.

Aun a pesar de ello hay una gran y única esperanza; Jesús.

Cuando fue llevado al madero, allí él llevó todo nuestro pecado y nos dijo el profeta Isaias: «que por su llagas fuimos sanados».

Este sanar no solo es exclusivo de una enfermedad física también es psicosomática. Y dijo más Isaias: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

(Isaias 53:4-5).

Si nos curó y sanó fue también de nuestra enfermedades mentales y de cualquier tipo de aflicción.

Por tanto aunque sabemos que secularmente existen tratamientos y que pueden ayudar a preservar la vida del paciente, no menos cierto es, que muchas veces los mismos antidepresivos son un factor que provocan la muerte por sus efectos secundarios o por no actuar realmente en una situación más particular en el enfermo; su alma, solo Jesús puede dar un refrigerio a la misma

«Él sana a los quebrantados de corazón, Y venda sus heridas».

Aquí el corazón podemos intercambiarlo como alma.

Pero el Apóstol Pablo en la epístola a los Tesalonicenses; nos refleja mucho mejor en donde esta la solución a cada problema: fatiga o pérdida de energía. Pérdida de apetito, pérdida de peso o aumento del apetito, aumento del peso. Problemas para dormir, insomnio, problemas para mantener el sueño o dormir demasiado. Pérdida de la expresión emocional, emociones aplanadas. Sentimiento de desesperanza, pérdida por enfermedades o muertes; cuando dice esto: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. 

Fiel es el que os llama, el cual también lo hará». (I Tes. 5:23-24.Rvr60).

El problema es sanar el alma y por consiguiente nuestra mente estará en Cristo.

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