Manuel Díaz Aponte
¿Cómo no pudieron advertir que de su techo caían trocitos de partículas frecuentemente generando filtraciones?
Era evidente, que el Jet Set caminaba hacia un deterioro físico progresivo por sus fallas estructurales, y que solo era cuestión de tiempo para que llegara a su final.
Incluso, Sergio Vargas, otro destacado merenguero que habitualmente se presentaba en el centro de diversión, llegó a comprobarlo en una de sus recientes presentaciones, donde preguntó al personal del establecimiento sobre el por qué se desprendía parte del revestimiento del techo.
¿Por qué no se actuó para evitar esta desgracia que en víspera de la Semana Santa ha llevado luto y mucho dolor al país?
Bueno sería que la población dominicana reflexione en la Semana Mayor, en vez de acudir masivamente a las playas, balnearios y centros de esparcimientos. Es hora de estar espiritualmente en paz y armonía con Dios.
Hasta que sepamos claramente las razones del descalabro del techo del Jet Set es oportuno el recogimiento de la ciudadanía, porque es un absurdo el festejo en estos días tan trágicos.
El propietario del centro nocturno, Antonio Espaillat, tiene que decirle a la sociedad porque no se adoptó un protocolo de seguridad en ese negocio que bastante plata generaba, sobre todo, por haber sido advertido años atrás de su deterioro estructural.
Mientras, la Procuraduría General de la República, está realizando una investigación por medio de la Dirección General de Persecución y la Fiscalía del Distrito Nacional, según trascendió.
La ciudadanía confía en que habrá justicia porque una desgracia de tal magnitud no puede ser ignorada, sin que haya consecuencias legales.
Una precisión técnica por parte del ex presidente del Colegio Dominicano de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores (CODIA) imposible de ignorar cuando dice que entre los factores que generaron el desplome del techo está la sobrecarga estructural.
“Hay que destacar que la estructura de la discoteca se construyó hace 45 años para albergar la sala de cine El Portal. Esa losa, definida como de doble altura, no fue calculada como entrepiso, sino como techo. Posteriormente fue sometida a sobrecarga”, explicó al cotidiano El Día.
Ahora cuando todos lamentamos el balance trágico de lo ocurrido, que terminó con la vida de 226 personas y más de un centenar de heridos, debemos evitar mayores sufrimientos con otros edificios deteriorados.
Supervisión de viejas estructuras
El Ministerio de la Vivienda y Edificaciones (MIVED) también tendrá que hablar sobre qué tipo de vigilancia realiza esta institución estatal alrededor de aquellas estructuras públicas o privadas que aglomeran a centenares de personas, y que, por lógica, requieren de reforzamientos técnicos.
La ocasión, es propicia para que, a raíz de esta tragedia, se refuerce la supervisión y regulación de este tipo de estructuras.
Nadie niega que era un lugar frecuentado por representantes de las élites económicas, políticas, sociales y deportivas de República Dominicana, para quienes se convirtió en santuario de la diversión, ignorando que, en su interior, hallarían la muerte.
Seguirán escribiéndose relatos escalofriantes del dramático final de los que festejaban en la discoteca capitalina Jet Set, aquel fatídico lunes, 8 de abril de este 2025, casi iniciando la Semana Santa.
La carga emocional y dolor intenso padecido por la sociedad dominicana debe ser la bujía inspiradora para que vivamos en un espacio social más armonioso, solidario y comprensivo.
¿Por qué ocurrió esa terrible desgracia? Es la interrogante más formulada entre quienes vivimos en esta Isla que llora intensamente la muerte de 226 personas, en su mayoría jóvenes, con edades oscilantes de 40 a 50 años.
En los tribunales
“Tengo fuerzas para trabajar. No es por dinero, gracias a Dios no lo necesito. Pero ellos tienen que responder, no sólo ante mí, sino ante un pueblo, ante tantas vidas, ante tantos niños que se quedaron sin su mamá y sin su papá”, dijo la sobreviviente Zulinka Pérez, hija del artista Rubby Pérez, una de las víctimas.
No habrá cómo reparar tanto dolor y tristeza generado tras el derrumbe del Jet Set, el centro nocturno de espectáculos del país más icónico de las últimas cuatro décadas, que, tras el derrumbe del techo con secuela de muertos y decenas de heridos, nos deja una serie de interrogantes sobre la seguridad que lo rodeaba.
Debe haber consecuencias legales cuando concluyan las investigaciones delineadas por las autoridades, sin proteger a nadie de la magnitud de lo ocurrido, porque solo así, podemos resignarnos ante tantas escenas de dolor, llantos y sufrimientos.
Increíblemente, y pese a cuestionamiento de su real seguridad, parroquianos de los estratos sociales pudientes y medios se congregaban cada lunes en lo que hoy es un santuario de muertes.
Monumento de recordación
Diversos sectores están pidiendo que, en el lugar de la tragedia, las autoridades levanten un monumento de homenaje y recordación a las víctimas. Sería, además, área de meditación para que todos tengamos presente la fragilidad de la vida no importa nuestra condición económica y social.
Las muestras de solidaridad expresada en todo el país y en el extranjero por la comunidad dominicana, gobiernos y representantes de instituciones reflejan que aun en el dolor, seguimos siendo un pueblo bendecido.