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NUEVA YORK.– Ya llegó el nuevo año, pero todavía no hay novedades en el caso del puertorriqueño Carlos Correa.
Aunque han pasado más de 15 días desde que empezó la saga contractual de Correa, todavía no está claro cuál podría ser el desenlace. Pensando en eso, aquí les dejamos un vistazo sobre dónde están las cosas ahora que la temporada de fiestas está llegando a su final:
¿Qué está pasando con Correa?
Para resumir: el 14 de diciembre, los Gigantes llegaron a un acuerdo con Correa para firmar un contrato de 13 años y US$350 millones. Seis días después, cancelaron abruptamente una rueda de prensa para presentar al boricua porque querían más tiempo para estudiar los informes médicos del jugador, debido a algunas preocupaciones surgidas por lo que habían encontrado. Pero el representante de Correa, Scott Boras, decidió decirles adiós a los Gigantes, llamó al propietario de los Mets, Steve Cohen y llegó a un acuerdo con Nueva York de 12 años y US$315 millones.
Eso ocurrió la madrugada del 21 de diciembre. Un día después, Correa viajó a Nueva York para someterse a su evaluación médica. Los Mets – como los Gigantes – también se preocuparon por los resultados de los exámenes de Correa y el contrato ha quedado en el limbo desde entonces.
¿Cuál es el problema exactamente?
Cuando un equipo llega a un acuerdo con un agente libre, el jugador típicamente viaja hasta la ciudad de su nuevo hogar para ser evaluado por los médicos y firmar el contrato. Este proceso, en casi todos los casos, es una formalidad. Sólo bajo circunstancias raras no es así.
Los Mets, según los informes, están preocupados por el tobillo derecho de Correa, del que fue operado mientras jugaba en las menores en el 2014. (A Correa le insertaron una placa estabilizadora en la pierna en ese momento). Aunque le dolió durante un deslizamiento en la segunda base en septiembre de este último año, Correa no ha perdido tiempo de juego específicamente por dicha lesión del tobillo durante las últimas ocho temporadas.
¿Entonces, Correa está lesionado?
No, y eso es algo en lo que su agente, Boras, ha insistido mucho. Correa ha disputado el 89% de los juegos de sus equipos durante las últimas tres campañas, demostrando que es capaz de jugar más allá de cualquier tipo de problema que pueda haber en el tobillo.
Preguntamos otra vez: ¿Qué tiene parado todo?
Es que esto no es simplemente un contrato de un año para Correa. Si fuese así, probablemente no habría problemas. Es un compromiso de 12 años y los Mets necesitan sentirse confiados en que el torpedero podrá estar razonablemente saludable durante todo ese tiempo. Si hay motivos para pensar que la lesión del tobillo de Correa podría afectarlo durante cinco o seis años, se trata de un tema importante.
¿Y qué se puede hacer?
Lo único que se puede hacer es especular, porque ninguna de las partes está hablando públicamente al respecto (principalmente por temas legales). Lo más razonable sería que se negocien nuevos términos en el contrato de Correa para proteger a los Mets, en caso de que el jugador sufra una lesión grave y capaz de alterar su carrea. Pero es complicado hacer eso y lograr satisfacer a la vez al equipo y al jugador, y probablemente por eso están tomándose tanto tiempo. Correa no tendrá mucho interés de bajar el valor del contrato que ya acordó, mientras los Mets no querrán apresurarse cuando se trata de la salud de un jugador de US$315 millones.
¿Hay algún tipo de precedente para este tipo de situación?
Sí. En el año 2004, Boras negoció un contrato de cuatro años y US$40 millones para el cátcher puertorriqueño Iván Rodríguez con los Tigres, que incluía términos que protegían al equipo en el caso de una lesión grave en la espalda de Pudge. Específicamente, si Rodríguez pasaba 35 días o más en la lista de lesionados en el 2004 o el 2005 debido a un problema en la parte inferior de la espalda, Detroit tenía la posibilidad de anular todo el contrato a cambio de US$5 millones como compensación. Si ocurría en el 2006, la compensación bajaba a US$4 millones.
Catorce años después, Boras negoció un pacto de cinco años y US$110 millones con los Medias Rojas para J.D. Martínez que incluía unos términos similares si el toletero, quien había perdido una cantidad significativa de juegos la temporada anterior debido a un tirón de ligamentos en el pie derecho, dejaba de jugar una cantidad importante de encuentros durante la duración del contrato por un problema en el pie.
En ninguno de los dos casos hizo falta recurrir a los mencionados términos en dichos contratos.
¿Se firmará el acuerdo?
Ésta es la pregunta más importante de todas, y la más difícil de responder. La historia indica que igual debe de completarse la firma, aunque está lejos de ser una garantía. El proceso ya se ha tardado más de lo que anticiparon tanto Boras como los directivos de los Mets.
Pero ambas partes tienen motivos importantes para completar el contrato. Desde el punto de vista del equipo, Correa es la pieza central de las inversiones que ha hecho el club este invierno. Sería una tremenda decepción, tanto desde el punto de vista deportivo como de relaciones públicas, si se desmoronara el acuerdo.
En el caso de Correa, volver a entrar al mercado después de que se cayeron los contratos con los Gigantes y los Mets sería extremadamente riesgoso. Es poco probable que haya muchos otros interesados en ofrecer por encima de US$300 millones, y cualquiera que acuerde firmar con Correa estará bien preocupado por su salud; después de todo, dos equipos ya habrían dejado de firmarlo tras acordar inicialmente los términos de contratos gigantescos. Para Correa, no firmar ahora podría significar no volver a ver algo cercano a esa cantidad de dinero.