LeBron James será pronto el máximo anotador en la historia de la NBA, aunque nunca se lo haya propuesto.
Es también uno de los mejores en el rubro de asistencias. Y combinando esos dos aspectos, es posiblemente el mejor basquetbolista de la historia.
De hecho, la unión de las dos estadísticas es lo que más lo enorgullece.
“No llegué a estas alturas en mi carrera pensando en récords o en cuántos puntos iba a anotar… Simplemente juego del modo correcto”, enfatizó James. “Mi postura en el partido de cada noche sólo es la de ser una triple amenaza, con puntos, rebotes, y asistencias. También quiero defender y quizás con eso las cosas resulten”.
James se aproximó a 89 puntos de romper el récord y se colocó en en el cuarto lugar de la lista de más asistencias en la historia, en el duelo que los Lakers de Los Ángeles ganaron el martes 129-123 a los Knicks de Nueva York en tiempo extra.
James finalizó con un triple doble en el encuentro que marcó su retorno al Madison Square Garden. Sumó 28 puntos, 11 asistencias y 10 rebotes.
Su número de tantos le permitió llegar a 38.299 en su carrera. Kareem Abdul-Jabbar es el máximo anotador en la historia, con 38.387.
Pero James nunca se ha limitado a anotar, y lo demostró de nuevo el martes. Abasteció al alemán Dennis Schröder para que atinara un triple que rompió el empate a 118 cuando restaban 3:13 minutos.
Además, atrapó su décimo rebote en el alargue y avanzó decidido para encestar y colocar el marcador 127-121 con 19 segundos por jugarse.