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Con su juego eléctrico, De la Cruz asume rol de líder “bajo perfil” de Rojos

Ricardo Montes de Oca/LasMayores.com

MIAMI – En menos de año y medio, Elly de La Cruz ha cautivado al mundo del béisbol. Ya sea con sus enormes batazos, potente brazo o su impresionante velocidad, el cañonero dominicano de los Rojos ejemplifica al jugador moderno de béisbol, ése que parece ‘romper’ Statcast con cada jornada que pasa.

Pero más allá de la histórica temporada que está teniendo, especialmente con el ritmo que lleva de bases robadas, el oriundo de Sabana Grande de Boyá se ha convertido no sólo en la cara del proyecto actual de los Rojos, sino también en una de las figuras más reconocidas del béisbol.

No es por nada que en el último informe oficial de las camisetas más vendidas en el béisbol durante esta temporada, revelado a mediados de junio, el número 44 de De la Cruz se ubicaba en el puesto número 15 de todas las Grandes Ligas.

Sin embargo, el cañonero dominicano de 22 años no se ha dejado intimidar por eso. Todo lo contrario. Si bien está consciente de la atención que su juego genera en las diferentes latitudes del deporte, también entiende que mantener la actitud que lo ha llevado hasta aquí será vital para su continua evolución con los Rojos.

“Claro, yo he visto todo eso y de verdad me siento muy agradecido por todo el apoyo de los fans”, expresó De la Cruz. “Espero que sigan apoyando. Siempre vamos a dar el 100 por ciento. Pero siempre bajo perfil, intentando ajustar todos los detalles, y jugando duro siempre”.

Claro, por muy bajo perfil que quiera tener De la Cruz, su estilo de jugador no podría ser más opuesto a eso. Resulta imposible que el juego del quisqueyano pase por debajo del radar. La electricidad que exhibe es lo que ha atraído a tantos seguidores.

Basta con ver sus percentiles del 2024 para respaldar lo que ven los ojos cada vez que De la Cruz salta al terreno. No sólo genera una velocidad élite, promediando 30.1 pies por segundo en velocidad en sprint, en el percentil 100 de Grandes Ligas, sino que también supera los 90 en fuerza en el brazo (91) y en alcance (97), con 10 Outs por Encima del Promedio como torpedero. En cuanto al bateo, está posicionado en el percentil 86 en promedio de velocidad de salida de sus batazos, 89 en promedio de macetazos y 87 en velocidad con el bate.

Y aun así, estos números parecen no hacerle justicia a lo que ejemplifica De la Cruz como jugador. De nuevo, eso quedó demostrado el lunes ante los Marlins, cuando el quisqueyano se convirtió en el tercer Rojo en conectar 20 jonrones y estafarse 50 bases en una temporada, uniéndose a Joe Morgan (1973, 1974, 1976) y a Eric Davis (1986, 1987). De la Cruz es el 14to jugador en la historia de las ligas Americana y Nacional (desde 1901) en tener una campaña 20-50.

Pero es en ese balance entre producción y humildad donde la presencia de su compatriota Jeimer Candelario ha sido clave, para que De la Cruz, quien acaba de ser convocado a su primer Juego de Estrellas, se mantenga enfocado en el juego.

“Siempre trato de brindarle una sonrisa, de darle un consejo cuando tengo que darlo. Tenemos que ser muy inteligentes para saber cómo hablar y llevar ese consejo, porque a veces queremos darlo de la manera incorrecta”, comentó Candelario.

“Él ha sido bien consistente, con sus emociones, con su trabajo, con su dedicación. Yo digo que es uno de los jóvenes en Grandes Ligas más consistentes que yo he visto. Y jugar campo corto, a esa edad, no es fácil”, expresó Candelario, quien aunque apenas tiene 30 años, es uno de los veteranos en un joven clubhouse de los Rojos. “Él ha tomado ese rol [de líder] de una manera muy diferente. Siempre trato de reírme con él, de pasar tiempo de calidad con él y de darle un consejo cuando tengo que darlo”.

Junto a Candelario y De la Cruz, está usualmente el también dominicano Noelvi Marte, otra de las prometedoras piezas del futuro de los Rojos, quien recientemente regresó de una suspensión. Pero mientras continúa adaptándose a la Gran Carpa, Marte es otro de los jugadores que le siguen los pasos a De la Cruz. Si bien son muy buenos amigos, el antesalista entiende que el jugador que suele jugar a su izquierda en el cuadro interior de Cincinnati es el líder indiscutible de la escuadra.

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