María M.Mur
Santiago de Chile.- Desde el viernes, cuando comenzó en Chile la ola de incendios más mortífera de los últimos tiempos, hay un mensaje que se repite en redes sociales y que las autoridades enuncian como un mantra: “Nos volveremos a poner de pie”.
Este largo y angosto país, con uno de los ecosistemas más diversos del mundo, está acostumbrado a las catástrofes naturales y alterna indistintamente terremotos, tsunamis, inundaciones, aluviones, incendios forestales y erupciones volcánicas.
Hasta el momento, se han confirmado 99 muertos en los devastadores incendios que están asolando la región de Valparaíso, a 100 kilómetros de Santiago, pero las autoridades ya han alertado de que la cifra crecerá “significativamente” a medida que los equipos de rescate controlen el fuego y accedan a las localidades abrasadas por las llamas.
“Es la tragedia más grande que hemos vivido como país desde el terremoto del 27 de febrero de 2010”, dijo este domingo el presiente chileno, Gabriel Boric, que decretó dos días de luto nacional.
El mayor terremoto
Ubicado en el extremo sur, en el llamado Cinturón de fuego del Pacífico -la zona más sísmicamente activa del mundo-, Chile es uno de los países más expuestos a sufrir catástrofes de la región y del mundo, dijo a EFE Oliver Meseguer Ruiz, geógrafo de la Universidad de Tarapacá.
“Quizás la única amenaza que no le afecta son los ciclones tropicales por su situación geográfica”, apuntó.
El país ocupa el puesto 27 de un total de 180 en el Reporte Mundial de Riesgo por Desastres Naturales y es de los pocos que tiene un Día Nacional de la Memoria y Educación sobre Desastres Socio-Naturales, que se celebra cada año el 22 de mayo en recuerdo de las 2.000 víctimas que dejó en 1960 el mayor terremoto de la humanidad.
Con una magnitud de 9,5 en la escala de Richter y epicentro en la ciudad sureña de Valdivia, el movimiento telúrico generó un tsunami que alcanzó también poblaciones al otro lado del Pacífico.
Sin embargo, la fecha que está grabada hoy en día en la memoria de los chilenos es el 27 de febrero de 2010: a las 3:34 de la madrugada se registró en el mar, frente a la ciudad sureña de Concepción, el segundo terremoto más fuerte en la historia de Chile y el octavo más fuerte de la humanidad, con una magnitud de 8,8.
El sismo, que dejó 525 muertos, también pasará a la historia por los errores que cometieron los organismos encargados de enviar la alarma de tsunami a la población, ya que muchas personas no evacuaron y murieron al ser arrastradas por el agua.
A raíz de aquello, se implementó el Sistema de Alerta de Emergencia (SAE), que permite enviar mensajes masivos a los celulares de una zona georreferenciada específica con avisos de evacuación y es el que se está usando en esta emergencia.
Para Carmen Paz, geógrafa de la Universidad de Chile, la catástrofe de 2010 “generó un impacto tan grande en el país que permitió avanzar con fuerza hacia la gestión del riesgo con un enfoque preventivo”.
Personalidad marcada
Del mismo modo que los chilenos asumieron la realidad sísmica de su país, los expertos indican que están empezando a tomar conciencia de que los macroincendios forestales llegaron para quedarse.
Miguel Castillo, ingeniero forestal de la Universidad de Chile, apuntó a EFE que el presupuesto para el combate de incendios de este año es el más grande de la historia, con 156 millones de dólares, un 47 % más que el año pasado y un 97 % que el de 2022.
Hasta este fin de semana, la ola más mortífera de incendios ocurrió hace justo un año, cuando murieron 27 personas y se quemaron cerca de 460.000 hectáreas. Los incendios de 2017 y 2014 también fueron muy virulentos.
“Chile no escapa de la tónica mundial de aumento de incendios forestales debido al cambio climático. A Canadá, el país referente en el mundo, se le quemaron 18,5 millones de hectáreas el año pasado”, añadió Castillo.
En 2023, Chile también sufrió las lluvias más fuertes en los últimos 30 años en la zona central, con 10.000 vecinos aislados, y en 2015 una treintena de personas murieron en los aluviones de Atacama (norte).
Las emergencias naturales han marcado la personalidad de los chilenos y, en opinión de Sergio González, académico de la Universidad de Tarapacá y Premio Nacional de Historia 2014, les han inculcado que “nada es para siempre”.
“La naturaleza siempre está llamando a nuestra puerta y eso nos ha hecho valorar más el presente que el pasado o el futuro y ser determinantes. Por otro lado, somos una sociedad con propensión al sacrificio, lo que explica que la población vuelva a levantarse”, declaró.
En un sentido mensaje, el presidente Boric le dijo este domingo a las víctimas “que no estarán solas” y que contarán con “el Gobierno, el Estado y la solidaridad de los chilenos, que siempre se hace presente en estos momentos difíciles”.
“Una vez más -añadió-, nos vamos a poner de pie”. EFE