La apuesta de la colectividad nacional y el reto de las autoridades, es esclarecer en todas sus partes el lamentable e inquietante caso sobre la desaparición de la joven turista estadounidense de origen indio Sudiksha Konanki, huésped del hotel Riu Palace Punta Cana.
Desde las primeras horas del pasado 6 de este marzo, cuando se conoció del hecho, la angustia y el drama se han apoderado de los familiares de la joven, como de la familia del joven Joshua Riibe, de la misma nacionalidad, sobre quien se ha centrado la investigación por haber sido la última persona que estuvo en contacto con la desaparecida.
El despliegue de brigadas e instrumentales utilizados desde el primer el día por las autoridades locales, seguido de la incorporación del Buró Federal de Investigación de los Estados Unidos (FBI) e investigadores privados estadounidenses, ha venido acompañado de una amplia cobertura de prensa que han colocado en el centro de la atención internacional a la República Dominicana.
No obstante, se trata de un hecho que ha desencadenado un desborde de enfoques, tesis y conjeturas, no del todo bajo el rigor y sustento profesional, que comienzan a arrojar dudas sobre la seguridad del país como destino turístico, con todo lo que eso implica para una nación con un bien ganado posicionamiento en toda América Latina y el Caribe.
Advertir las impurezas que pueda estar presentando el tratamiento del lamentable hecho y apurar el paso para su total esclarecimiento, debe ser el reclamo de la población y el deber ineludible de las autoridades.
