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Santo Domingo

Cambios partidistas

Manuel Hernández Villeta

Si no hay cambios, todo se estanca. Es una buena frase para los partidos políticos. Sumergidos en métodos tradicionales, no se les ocurre la modernización. La fuerte abstención electoral es significada de que la población está hastiada de la vieja política.

Los líderes tienen que despertar y menear la mata. No es introducir cambios a la carrera y sin el autoanálisis y el mea culpa. Se trata de sintonizar con los deseos de la gran masa.

Es una carrera difícil y contra el reloj. La inercia se dejará sentir en cuatro años, con las propuestas de candidaturas. Los dominicanos se van tornando indiferentes ante el panorama electoral, y eso es malo.

Solo se puede alcanzar el gobierno central y a los cargos congresuales y municipales, en base a las elecciones. Cualquier otro método violaría principios democráticos de la alterabilidad en el poder.

Si los partidos son necesarios y vitales para apuntalar la democracia, no se justifica que sean solo maquinarias electorales, y después se les ponga a dormir. Tienen que jugar su rol de conductores de masas.

Los cambios tienen que ser radicales en los tres principales partidos del sistema. El Revolucionario >Moderno tiene que dejar de ser una sigla, y pasar a jugar el rol de la modernidad. En las pasadas elecciones la campaña cayó sobre los hombros del presidente Luis Abinader.

Aunque fuera el triunfador en los comicios, el PRM tiene que menear el árbol, porque tiene una dirigencia en muchos casos inoperante, que se aferra a su posición y a tener un cargo en el gobierno, pero no realiza ningún trabajo político.

Desde el gobierno, es fácil la transformación. Se puede cambiar familiaridad y responsabilidad partidista por un cargo en la administración pública. Pero ello puede ser que no funcione a largo plazo.

Sangre joven, no solo al gobierno, sino en el partido, si quieren hacer el intento de ganar los próximos comicios. Lo tradicional es que los partidos en el gobierno busquen eternizarse en el poder, sin hacer renovaciones de ningún tipo

La Fuerza del Pueblo es hecho a la imagen y semejanza de Leonel Fernández. Está lejos de una democracia participativa. Todo indica que cualquier reorganización mantendrá a Leonel como su timonel.

Falta mucho para las futuras elecciones, pero en política los tramos hay que apurarlos, porque en la lucha la falta de rumbos, significa perder el apoyo popular, y aumentar la abstención electoral.

 

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