Martín Polanco
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La transformación tecnológica del sistema financiero dominicano ha alcanzado uno de sus puntos más altos en 2025, con un notable proceso de modernización que ha redefinido la manera en que los dominicanos acceden a servicios bancarios.
Según el Ranking de Digitalización del Sector Bancario 2025, elaborado por la Superintendencia de Bancos (SB), los cajeros automáticos, uno de los canales más antiguos, se han convertido en piezas clave dentro del ecosistema digital.
Desde su introducción en los años 80, los cajeros sólo permitían retirar efectivo y consultar saldos. Cuatro décadas después, la red nacional muestra una transformación profunda: hoy los usuarios pueden realizar depósitos en 1,221 cajeros, pagar servicios, recargar minutos, ejecutar transacciones sin tarjeta mediante códigos y hasta operar con tecnología de proximidad (near field communication o NFC).
Al cierre del informe de la SB (16 de octubre de este año 2025) se contabilizan 3,693 cajeros automáticos operados directamente por las entidades de intermediación financiera (EIF), además de 239 pertenecientes a la red de administradores externos.
El crecimiento promedio ha sido de 90 nuevas unidades por año, reflejo de una inversión constante en infraestructura física a pesar del auge digital.
Los cajeros mantienen su relevancia por su disponibilidad y rapidez, que superan las limitaciones horarias de las sucursales. La evolución de este canal demuestra que la innovación bancaria no implica necesariamente la desaparición de los medios tradicionales, sino su adaptación a las nuevas exigencias de los usuarios.
Uno de los factores que ha impulsado esta expansión es la cooperación entre entidades financieras. La red Unared, mencionada en el estudio de la Superintendencia de Bancos, es un ejemplo de alianzas estratégicas que permiten a los usuarios realizar transacciones en cajeros de distintas entidades sin restricciones de pertenencia.
Este esquema no solo amplía la cobertura geográfica del sistema, sino que reduce costos operativos para los bancos y mejora la experiencia del cliente, especialmente en zonas con menor presencia de sucursales físicas. La interoperabilidad lograda a través de estas alianzas fortalece la eficiencia del sistema financiero y optimiza el uso compartido de la infraestructura.
Mientras los cajeros consolidan su papel dentro del ecosistema, los canales digitales avanzan a una velocidad sin precedentes. Al 31 de marzo del actual año 2025, el 82.3 % de las entidades del sistema posee aplicaciones móviles y servicios de banca en línea.
Estos son, de hecho, los canales más utilizados desde 2021 y los que más crecimiento han experimentado en adopción y confianza. En 2022, el 62 % de los usuarios confiaba en las aplicaciones móviles; para 2025 esa proporción se elevó a 91.3 %. En la banca en línea, el nivel de confianza pasó de 61.3 % a 79.3 %, lo que evidencia una aceptación masiva del entorno digital.
El informe de la SB destaca que más del 70 % de las entidades cuenta con conexiones API —siglas en inglés de Application Programming Interface, o interfaz de programación de aplicaciones—, un elemento técnico que permite la comunicación entre diferentes sistemas informáticos.
En términos sencillos, las API hacen posible que los bancos integren sus plataformas con otras empresas o servicios, facilitando transacciones seguras y compartición de datos en tiempo real.
De acuerdo con el estudio, el 68.9 % de las EIF usa las API con fines internos, lo que mejora la eficiencia operativa y la automatización de procesos. En los bancos múltiples, el nivel de adopción es de 81.3 %, mientras que en las asociaciones de ahorros y préstamos llega a 90 %.
El 33.3 % de las entidades ya utiliza las API con fines externos, principalmente para compartir información sobre tarifas, ubicaciones de puntos de acceso y datos estadísticos con terceros. Este desarrollo, todavía incipiente, representa una oportunidad para expandir la interoperabilidad y avanzar hacia modelos financieros más colaborativos.
El informe también resalta el papel de la robotización de procesos (RPA) y la inteligencia artificial (IA), utilizadas por el 55.6 % de las entidades. Estas tecnologías se enfocan en automatizar operaciones, prevenir fraudes y mejorar la experiencia del cliente.
Su adopción permite reducir tiempos, fortalecer la seguridad y ofrecer servicios personalizados a gran escala. En paralelo, la autenticación multifactorial y la biometría, presentes en el 66.7 % de las entidades, se han convertido en pilares de la seguridad digital, garantizan transacciones más confiables y minimizan el riesgo de accesos no autorizados.
Otro aspecto destacado es el crecimiento del onboarding digital —la apertura de productos financieros por medios electrónicos—, facilitado por la Circular 011/22. Gracias a esta medida, se han adquirido alrededor de 1.5 millones de productos financieros a través de canales digitales. De ellos, un millón corresponden a cuentas de ahorro digitales, lo que representa el 69.8 % del total. Esta expansión refleja tanto la adopción tecnológica como el impacto directo en la bancarización y el acceso a servicios financieros más rápidos y accesibles para la población.
El proceso de digitalización también se ha diversificado en la oferta de canales alternos. Además de las aplicaciones móviles y la banca en línea, las entidades han incorporado opciones como WhatsApp, utilizado por el 68.9 % de las EIF, el sistema IVR (respuesta de voz interactiva) con un 57.6 % y los cajeros automáticos con 55.6 %. Se observa además un avance en el uso de billeteras electrónicas locales (23.3 %) e internacionales (24.4 %), así como el surgimiento de nuevas plataformas como las aplicaciones para relojes inteligentes, que ya están presentes en un 11.1 % de las entidades.
Mirada a los clientes y su comportamiento, cifras
La diversificación de canales responde al objetivo de ofrecer experiencias más accesibles y adaptadas a distintos perfiles de usuario.
El comportamiento de los clientes también está cambiando. Según el estudio de la SB, el 91.3 % de los usuarios se siente seguro al usar las aplicaciones móviles, mientras que el 79.7 % confía en los cajeros automáticos.
En contraste, las billeteras electrónicas son todavía poco conocidas: el 36.2 % de los encuestados dijo que ese canal “no aplica” para ellos, una tendencia más acentuada entre las mujeres.
Aun así, la tendencia general es de consolidación digital, pues la mayoría de las operaciones se realizan sin acudir a las sucursales.