Sergio Sarita Valdez
Fue en la primera mitad del siglo XX cuando la musa poética inspiradora tocara el cerebro y corazón del compositor austral uruguayo Horacio Sanguinetti para que con su pluma encantada dibujara estos versos: “ Tú quieres más el mar/ me dijo con dolor/y el cristal de su voz se quebró/ Mar, mar hermano mío/ mar en su inmensidad…” El hombre con su alma marinera ha bautizado mares con nombres tales como Mar Rojo, Mar Negro y Mar Muerto. Para unos estos sustantivos encarnan tragedias y luto, para otros aventuras y hazañas.
Científicos evolucionistas mantienen la tesis de que el Homo sapiens surgió en el continente africano. Nos narra la historia que desde el siglo XVI centenares de seres humanos perdieron la vida mientras eran transportados desde el continente negro, en condición de esclavos, para ser vendidos en América.
Desde la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI son muchos los nativos africanos que han zozobrado y fallecido tratando de cruzar el mar mediterráneo para establecerse en Europa Occidental en busca de mejor vida. Con frecuencia distintos medios informativos nos hablan de naufragios de frágiles embarcaciones sobrecargadas de pasajeros, detectadas en alta mar, rumbo a soñados paraísos terrenales occidentales. La corriente migratoria de una ilusoria juventud deseosa de vivir en la Meca del viejo continente europeo.
Esta larga introducción la hacemos a raíz del hallazgo fortuito de un pequeño bote a la deriva, descubierto por pescadores en la costa atlántica de la República Dominicana, en el interior de cuya nave fueron encontrados 14 cadáveres en fase esquelética. Ya que los restos humanos estaban vestidos y portaban documentos, la identificación personal se facilita siempre y cuando se llenen los requisitos mediante la guía protocolar conocida. Recordemos que identificar es sinónimo de comparar, ello implica verificar que la confrontación de las características esqueléticas físicas y biológicas se corresponden con las de una persona conocida y registrada. Lo aconsejable sería preservar bajo refrigeración los cadáveres con la finalidad de detener la descomposición orgánica, en tanto se obtienen las informaciones pertinentes obtenidas vía Ministerio de Relaciones Exteriores.
Junto con la identificación de cada una de las víctimas se podrían recabar datos relacionados con la fecha de partida del puerto, profesiones u oficios, historial médico personal y familiar. Completada la identificación de cada cuerpo, se procede al segundo paso que es la determinación de la causa y mecanismos de muerte, concluyendo con la manera o modo jurídico de los decesos, es decir si se trató de muertes naturales, accidentales, homicidio, o incluso suicidio. Todo esto es importante tanto para la imagen del país donde se recogieron los despojos humanos, así como para los familiares que tenían sus amados como desaparecidos y que quizás albergaban la esperanza de encontrarlos con vida. Este tipo de evento trágico pone a prueba el nivel de desarrollo de los peritajes médico-forenses de la nación en donde se han recogido los muertos. El sitio y las condiciones socioeconómicas y políticas en donde esas enlutadas familias compraron esta tragedia, no tienen carácter de exclusividad. Son muy parecidas a las que viven millones de pobres en el mundo. Ha de llegar el día en que cada persona y hogar puedan desarrollarse a plenitud sin necesidad de una forzosa e insegura emigración.