Anthony DiComo/MLB.com
CINCINNATI – Hubo un breve momento a mediados del mes pasado en que los Rojos parecieron una amenaza creíble para las posibilidades de los Mets de obtener el Comodín de la Liga Nacional.

Los Mets volaron a Cincinnati esta semana con el objetivo de eliminar esa amenaza por completo.

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Para ser justos, para cuando aterrizaron en el norte de Kentucky a principios de esta semana, los Mets ya habían dejado a los Rojos en una situación complicada a pesar de su inconsistente juego en general. Su victoria por 5-4 en el Great American Ball Park el viernes por la noche fue solo ponerle el broche de oro, aumentando la ventaja de Nueva York sobre Cincinnati a seis juegos con 21 por jugar para ambos equipos. Se enfrentarán dos veces más el sábado y el domingo.

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En este momento, los Gigantes (a 4.5 juegos del último puesto de Comodín) representan una mayor amenaza para los Mets que los Rojos. Pero San Francisco vendió piezas en la fecha límite, incluyendo al relevista Tyler Rogers, quien logró tres outs claves el viernes como parte de una actuación estelar del bullpen neoyorquino.

Después de que David Peterson permitiera cuatro carreras en 5 1/3 entradas, Ryne Stanek, Brooks Raley, Rogers y Edwin Díaz se combinaron en los últimos 11 outs sin mayor problema hasta la novena, cuando Díaz escapó de un atolladero con bases llenas y sin outs para conseguir el salvamento.

Mark Vientos lideró la ofensiva con un sencillo productor y un jonrón solitario, pero la alineación se quedó en silencio tras anotar cinco carreras contra el abridor de los Rojos, Andrew Abbott. Esas cinco carreras fueron todo lo que los Mets necesitaron.