Brasilia.– El expresidente brasileño Jair Bolsonaro, en prisión preventiva desde el sábado, negó este domingo que quemara su tobillera electrónica para fugarse y achacó su comportamiento a un episodio de “paranoia” y “alucinaciones” producido por la mezcla de medicamentos.

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El líder ultraderechista pasó su primera noche preso en la sede de la Superintendencia de la Policía Federal, en Brasilia, donde fue recluido después de que la Corte Suprema apreciara “riesgo de fuga concreto” y “amenaza al orden público”.

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El exmandatario compareció hoy ante una audiencia de control de detención y recibió las visitas de sus abogados, médicos y de su esposa, Michelle Bolsonaro, quien llegó a la sede policial vestida de negro y con gafas de sol, estuvo dos horas y se marchó sin dar declaraciones.

El capitán retirado del Ejército, condenado a 27 años de cárcel por golpismo, se dejó ver durante unos instantes en la entrada de la superintendencia para despedirse de su esposa, aunque en ningún momento salió del edificio, según presenció EFE.

En la sesión de control se sometió a las preguntas de una jueza auxiliar del magistrado del Supremo Alexandre de Moraes, relator del proceso por golpismo y quien ordenó su ingreso en prisión preventiva la mañana del sábado.

Una de las razones de la orden de prisión fue el hecho de que el exjefe de Estado (2019-2022) confesó haber quemado con un soldador la tobillera electrónica impuesta por el Supremo para controlar sus movimientos.

Bolsonaro, quien antes de su arresto cumplía prisión domiciliaria desde agosto, achacó sus acciones a los efectos colaterales de haber mezclado pregabalina (antiepiléptico) y sertralina (antidepresivo), según el informe de la audiencia.

El exgobernante, de 70 años, arrastra problemas de salud, como crisis de ansiedad, episodios de hipo y vómitos, trastornos que atribuye a la grave puñalada que sufrió en la campaña electoral de 2018 y que le ha obligado a pasar varias veces por el quirófano.

“Paranoia” por mezclar medicamentos

Bolsonaro también alegó ante la jueza que no duerme bien y que estaba “alucinado” y en un estado de “cierta paranoia” porque creía que en el interior de la tobillera había un sistema de escucha.

Relató que comenzó a manipular el aparato desde la tarde del viernes hasta la medianoche del sábado, cuando el dispositivo lanzó una alerta a las autoridades brasileñas.

No obstante, negó que intentara quitársela para fugarse, como sostiene el juez instructor, y rechazó la teoría de que iba a aprovechar una vigilia de simpatizantes convocada por uno de sus hijos cerca de su casa para huir.

Ante este panorama, un equipo de médicos lo evaluó y constató que está “estable”, aunque suspendió la prescripción de uno de los medicamentos, que sospecha que pudo haberle causado esa supuesta confusión mental.

La defensa pide volver a prisión domiciliaria

Sus abogados utilizaron ese argumento para volver a solicitar al Supremo que le conceda una prisión domiciliaria “humanitaria”.

En su petición, explicaron que Bolsonaro intentó romper la tobillera por el uso de los fármacos para sus crisis de hipo, por “el estrés” al que está sometido y por su “avanzada edad”.

Además, resaltaron la imposibilidad de cualquier intento de fuga, ya que la residencia de su cliente estaba “vigilada de forma ininterrumpida” por la Policía.